“El Eixample se ha dañado y es un bien urbanístico mundial”. “A veces parece que la ciudad no sabe a dónde va”. “Lo importante es tener un modelo productivo acorde a los nuevos tiempos, pero eso dependerá de todos los barceloneses”. Son aseveraciones de Ernest Maragall, en la sede de Foment, que indican su distancia con el proyecto de Ada Colau. La paradoja es enorme. Maragall, al frente de ERC en Barcelona, ha apoyado a los comunes, y secunda muchas de sus decisiones, pero Maragall es consciente ahora que no puede atarse a Colau justo antes de iniciar la campaña electoral. Necesita aire, y argumentos para poder abrir el abanico con el objetivo de pactar con otras fuerzas políticas.
Esa es su posición, pese a que la alianza entre comunes y ERC es estrecha y se ha formalizado en el Ayuntamiento de Barcelona y también en el Parlament de Catalunya. Sin embargo, Maragall, buen conocedor de la complejidad de la gestión municipal, y de los retos que debe asumir el área metropolitana, no quiere engañarse. Sabe que Colau ha sido discutida por foros, precisamente, como Foment del Treball. Es consciente de que sus políticas sobre el urbanismo táctico han provocado un enorme malestar en el sector del comercio, que las decisiones unilaterales de la alcaldesa han cabreado al conjunto de la sociedad civil, y que ERC no puede aparecer como el hermano mayor que pacte, luego, con los comunes, en el caso de que gane las elecciones.
COLABORACIÓN PÚBLICO-PRIVADA
Pero existe otro factor. La falta de cintura política impidió a Maragall ser alcalde en 2019. Entonces, aunque ganó por unos pocos miles de votos frente a los comunes, no ofreció un posible acuerdo de legislatura con Colau, --dos años de alcalde para cada uno, algo habitual en la política municipal-- y, en paralelo, el PSC buscó con Manuel Valls y los comunes una alternativa. La consecuencia es que Maragall se quedo en la oposición y Colau fue alcaldesa. Ahora, Maragall cree que debe abrirse a otras posibilidades.
¿Cuáles? En el auditorio de Foment, en un acto organizado por Rethink Barcelona, y Societat Barcelonina d’Estudis Econòmics i Socials de Foment, Maragall ha insistido en que la clave del futuro de Barcelona pasará por un buen entendimiento entre el sector público y el privado, una colaboración que no ha sido la apuesta, precisamente, de la alcaldesa Ada Colau, aunque ha querido rectificar en el último tramo de su mandato. Y esa apuesta de Maragall, por tanto, la puede recoger el PSC o Junts per Catalunya. Pero con los socialistas, Maragall --exconcejal, y exconsejero del PSC en la Generalitat-- no quiere saber nada. Tampoco el PSC lo ve con buenos ojos. Para el alcaldable de ERC, el PSC de Jaume Collboni representa el viejo modelo productivo, el "crecer por crecer". Todo ello, por tanto, limita el margen de ERC, aunque Maragall quiera ahora a los comunes algo más lejos.
Además de esa colaboración público-privada, Maragall tiene en su horizonte la defensa de una nueva gobernabilidad para el área metropolitana y para la región metropolitana, con un transporte público que se pueda "repensar de nuevo", con la incorporación de la tecnología y de la racionalidad. Maragall no elude el conflicto y entiende que en esa cuestión se mostrará "claramente" la diferencia existente entre la Generalitat y el Gobierno central. "Lo que está en juego es quién toma la decisiones en último término", insistió este martes en la sede de Foment.
Pero a todos los presentes, en un acto empresarial, Maragall incidió en el modelo productivo. Y ahí el alcaldable de ERC vuelve a ligarse con las tesis de los comunes. Su idea es que "el crecimiento a cualquier precio no puede ser la respuesta", y que esa es la apuesta, a su juicio --aunque no lo dijo abiertamente-- del PSC y de entidades patronales como Foment. Por ello, ERC se opone a la ampliación del aeropuerto. De hecho, no habla de esa posibilidad. Y la excusa es que, primero, lo más importante es saber quién gestiona la infraestructura. Lo que reclamó Maragall es que el aeropuerto no se convierta "en un arma electoral", y que previamente a la fecha electoral, --en mayor de 2023-- se pueda encauzar. "Lo que realmente importa es definir qué aeropuerto necesita Barcelona, y qué puede generar para la ciudad", señaló.
SIN PROPUESTAS CONCRETAS
Esa es la paradoja de ERC, que expresó Maragall. Lejos de Colau, pero cerca de los comunes. Y sin ánimo de aproximar posiciones con el PSC. ¿Entonces, un acuerdo con Junts per Catalunya, con Xavier Trias? Sería el acuerdo de los veteranos. Pero la animadversión entre los dos partidos independentistas es enorme y puede derivar en la ruptura del Govern de la Generalitat.
Todo eso lo sabe Ernest Maragall, que ofrece complejidad para analizar la gestión municipal, buen conocedor de las interioridades del consistorio de Barcelona. En Foment, los asistentes se preguntaron por el mensaje final del alcaldable. Y no lo encontraron. Ni lo encontrarán a corto plazo. El deseo de Maragall es comprobar el terreno en los próximos meses y definir una estrategia ganadora. Por ahora las encuestas favorecen sus intereses, como prueba la última encuesta de Electomanía para Metrópoli.