Las negociaciones entre Barcelona en Comú y PSC para alcanzar un acuerdo para el presupuesto municipal para 2023, un año electoral, han abierto la enésima "guerra" entre los dos partidos que gobiernan la ciudad. El 5 de octubre, el Ayuntamiento quería presentar la propuesta de las cuentas, pero la rueda de prensa se tuvo que suspender por las importantes diferencias entre ambos partidos. Dos días después todavía no hay fumata blanca y no parece que vaya a ser "inminente", apuntan fuentes municipales.
Este viernes, el primer teniente de alcaldía Jaume Collboni verbalizaba la voluntad de llegar a un acuerdo. En Barcelona en Comú están en la misma línea. Ada Colau y Collboni se reunieron de urgencia el miércoles para intentar desencallar la situación. A ambos partidos les interesa cerrar un presupuesto conjunto que, según las fuentes municipales consultadas, sería mayor que el de 2022, de unos 3.500 millones de euros. Pero ahora mismo las diferencias siguen siendo importantes y profundas. No son únicamente matices y no parece que se vayan a resolver este fin de semana.
"PRESUPUESTO ANTICRISIS"
Según el PSC, las discrepancias se están dando en tres ámbitos: la bonificación de un 75% de la tasa de terrazas (que defiende el partido de Collboni), las inversiones en los barrios y el paquete de medidas económicas. Más a fondo, esto se traduce en que los socialistas quieren para el 2023 "un presupuesto anticrisis" y no unas cuentas "expansivas o continuistas", algo que en su opinión no tiene demasiado sentido con la situación actual. "Has de ser capaz de leer la realidad y ver que muchas familias no pueden llegar a final de mes o que a las empresas se le han triplicado las facturas de luz o gas". Las cuentas también deberán contemplar una partida para una mayor financiación del transporte público ante la probable rebaja de los precios en 2023.
El PSC, por ahora, no se plantea aceptar una reducción de la bonificación de la tasa de terrazas, lo que puede ser un serio obstáculo para alcanzar un acuerdo. Sobre las medidas anticrisis, Collboni defiende propuestas concretas para ayudar a las familias, autónomos, restauradores o centros deportivos. Y en referencia a las inversiones en los barrios se reclama "equidad" en las aportaciones a efectuar en todos los territorios para paliar algunas "desigualdades" de los últimos años.
NEGOCIACIONES CON LA OPOSICIÓN
A falta de acuerdo entre socialistas y comunes, no se ha producido aún el inicio oficial de conversaciones con los partidos de la oposición para sacar adelante las cuentas en el pleno de diciembre. En Barcelona en Comú prefieren alcanzar un acuerdo con ERC. En el PSC no cierran las puertas a pactar, por ejemplo, otra vez con Valents, que fue el partido que permitió aprobar el presupuesto de 2022.
Precisamente, el que debía ser el inicio de las conversaciones entre ERC y el gobierno de Barcelona por el presupuesto fue objeto de una polémica que enfadó a los republicanos. Según el servicio de prensa del Ayuntamiento, ERC anuló una reunión el martes y "congeló el inicio de la conversaciones" por la crisis en el gobierno de la Generalitat. El partido de Ernest Maragall negó la mayor y aseguró que no se podía congelar lo que no había existido. ERC dijo que no fue al encuentro porque no negociará nada hasta que las cuentas las conozcan todos los grupos y haya acuerdo entre Barcelona en Comú y PSC.
El presupuesto tiene que ser aprobado antes de acabar el año, aunque en alguna ocasión se ha pospuesto hasta enero. El gobierno necesita el apoyo de 21 de los 41 concejales del pleno. Si no hay acuerdo se prolongarían las cuentas de 2022, que se situaron por encima de los 3.400 millones.