Barcelona es una ciudad cara. Y sus chapuzas salen a los vecinos por un pico enorme. Los responsables del Ayuntamiento adjudicaron el pasado 29 de diciembre, un día antes de la última jornada habilitada del año, un macrocontrato de 7.973.574 euros para el servicio de mantenimiento de estructuras viales y espacios urbanos singulares durante los dos próximos años. Se trata, en definitiva, de un contrato para realizar las chapuzas diarias de la ciudad. Esa cifra podría doblarse y llegar prácticamente a los

16 millones de euros si, como prevén las cláusulas del contrato, se prorroga por otros dos años, hasta finales del 2026. Esas cantidades, no obstante, podrían variar, puesto que en los documentos municipales, tanto en los informes previos como en los pliegos de prescripciones, queda plasmado un aumento máximo del 20% de ese precio para hacer frente a “posibles imprevistos y necesidades de actuaciones durante la ejecución del contrato”.

El concurso fue adjudicado a la unión temporal de empresas (UTE) formada por M. y J. Grúas y por Asfaltos y Construcciones Elsan. A la licitación se presentaron 8 ofertas, pero una de ellas quedó fuera al detectarse que había incurrido en baja temeraria al presentar un presupuesto anormalmente bajo. Según la plataforma de contratación pública, la particularidad de este concurso es que el importe adjudicado de la oferta ganadora coincide al decimal con la cantidad presupuestada por el Ayuntamiento. M. y J. Grúas es una veterana empresa familiar habitual en los contratos con las administraciones públicas. Nacida en 1983, está administrada por los hermanos Arturo y Josep Maria Grúas y por Miguel Turmo Grúas, que controlan un pequeño emporio de la construcción y un holding de tratamiento de residuos. Elsan, por su parte, es una empresa con sede en Madrid, de la órbita de OHL, una de las mayores constructoras españolas.

LIMPIAR GRAFITIS O DESLIZAMIENTOS

El contrato depende del área de Ecología Urbana y su objetivo es mantener en estado de revista “las diferentes estructuras viales, elementos urbanos, de protección y espacios singulares de la ciudad”, dice el pliego de prescripciones técnicas. Con este servicio, el Ayuntamiento puede pedir a la empresa adjudicataria que realice una obra nueva o que simplemente arregle los desperfectos de algún elemento que ya exista. Entre otras cosas, la UTE se encargará de la limpieza de vidrios, paredes o

estructuras, ya sea suciedad o grafitis. Deberá tener en cuenta también la retirada de rocas, restos de deslizamientos, tierras o acometer labores de estabilización y consolidación en cunetas, muros o taludes, así como arreglar losetas, pavimentos o espacios urbanos singulares.

Sus trabajos abarcan desde puentes a pasarelas, pasando por estructuras de hormigón, pérgolas de los parques, pavimentos, muros y rampas, barandillas, barreras de seguridad, riscos o losas estructurales. Pero también se encargarán de arreglar desperfectos en marquesinas, juntas de dilatación, canalizaciones o escaleras no mecánicas.

LAS ‘OPERACIONES DE URGENCIA’

En el contrato se prevé que algunos de esos trabajos puedan tener la consideración de urgentes y deben ser prestados incluso en días festivos. “Con el objeto de atender a las operaciones de urgencia, el contratista deberá disponer de un sistema de aviso, de manera que se pueda contactar de manera inmediata con los equipos destinados a emergencias, así como localizar y poner a disposición municipal a todo el personal y material dedicado a la contrata”, dicen los pliegos del concurso. Las peticiones para realizar las chapuzas pueden tener orígenes diversos: desde las peticiones simples de ciudadanos sobre un desperfecto determinado hasta peticiones de la Guardia Urbana, observaciones del propio departamento de Espacio Urbano, peticiones de los distritos o conclusiones de auditorías internas municipales.

La empresa deberá también velar por la conservación y la protección de los árboles y las especies vegetales barcelonesas. Si no vigila la vegetación y se producen desperfectos, puede ser acusada de falta grave (y si se reitera su negligencia, sería multada por falta muy grave).

Un operario trabaja en las obras de la Diagonal, este lunes / EUROPA PRESS - DAVID ZORRAKINO

Para controlar los trabajos, la adjudicataria está obligada a presentar un listado de los vehículos y de la maquinaria homologada que utiliza en el mantenimiento de la ciudad “con indicación de los kilómetros realizados para comprobar que se realicen las correspondientes inspecciones y controles de combustible”. Igualmente, se exige que se justifiquen todos los residuos generados y su traslado a empresas debidamente homologadas por la Generalitat para deshacerse de ellos. Si en algún momento no existen facturas o albaranes del traslado de residuos, el Ayuntamiento no abonará los servicios.

Los trabajos estarán dirigidos por un jefe de obra con titulación mínima de técnico medio de Arquitectura o Ingeniería, que “deberá de tener una experiencia superior a cinco años en la prestación y ejecución de trabajos de mantenimiento de estructuras y elementos urbanos en núcleos de más de 100.000 habitantes”.

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