Julio Sorigué es un empresario que comenzó con una pequeña constructora en Lleida y que ha medrado hasta ser el principal empresario de la construcción de Cataluña. En su imperio no sólo tiene las firmas Sorigué y ACSA, sino otras grandes corporaciones como CLD, Constraula, Fortex, Ambitec o Ecotelia. La mayoría de ellas trabajan en diversos ámbitos para el Ayuntamiento de Barcelona. En los últimos años, también se hizo con el control de dos de las empresas emblemáticas de la construcción en Cataluña: Comsa y Emte, que habían sido propiedad de las familias Sumarroca y Miarnau. Ambas, además, han estado muy ligadas a los avatares políticos y están siendo investigadas en el sumario del 3% para saber si realizaron aportaciones irregulares a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).
Una de las compañías del grupo, Corporación CLD Servicios Urbanos Tratamiento de Residuos, se hizo el pasado 9 de marzo con un suculento contrato del Ayuntamiento de Barcelona para hacerse cargo de los servicios funerarios de animales en el término municipal barcelonés. A esta licitación no concurrió ninguna otra empresa.
CLD dispone del contrato de limpieza de los distritos de Sants-Montjuïc, Les Corts y Sarrià-Sant Gervasi, que asciende a un total de 71 millones de euros anuales (el contrato durará hasta el 2029, aunque ha de ir renovándose). Esta vez, el contrato de la empresa tiene poco que ver con los tradicionales sectores que se adjudican las diferentes compañías del grupo Sorigué y que están centrados en la limpieza y la construcción: se trata de un servicio mucho más concreto y exclusivo. A partir de ahora, todo animal fallecido por cualquier circunstancia ha de pasar por las manos de la citada compañía, que se encargará de retirar el cadáver, transportarlo y eliminarlo con plenas garantías sanitarias.
RECOGIDA DE ANIMALES
“La recogida de animales muertos en la ciudad es imprescindible y necesaria para asegurar la salubridad”, dice un informe interno del consistorio sobre el particular. No es una cuestión baladí. Los animales pueden fallecer en domicilios privados, en centros veterinarios o en la propia calle. La descomposición de cadáveres puede causar graves problemas sanitarios a los vecinos, por lo que se hace necesario un servicio ad hoc para eliminar los cadáveres y evitar infecciones.
CLD tendrá el encargo de recoger los restos de los animales fallecidos en un plazo de dos horas desde el momento en que recibe el aviso, salvo que la solicitud se realice después de las 20.00 horas. En ese caso, el servicio se realiza a primera hora del día siguiente. Los ciudadanos pueden optar por un servicio a la carta, con recogida del cadáver, transporte al centro de incineración e incluso la devolución de las cenizas del animal. Existe, también, la posibilidad de inhumación. En el caso de las muertes de animales en lugares públicos, el servicio debe evacuar los restos y limpiar el punto afectado.
Solamente en la vía pública, durante 2021, fallecieron 1.011 animales. De ellos, 348 eran palomas, 223 eran ratas y 184 eran gatos. A continuación, se situaban los jabalíes (60), las gaviotas (36), los perros (31) y las tórtolas (20). En la vía pública se retiraron también 12 cotorras, nueve conejos, cinco garzas, cuatro loros, un cernícalo y un faisán, entre otros. En domicilios particulares, se detectaron 888 fallecimientos de mascotas. En este ámbito, la mayor parte corresponde a perros (466), seguidos de gatos (317), conejos (46), palomas (16) y chinchillas (14). En centros veterinarios, se registraron 51 muertes. Aquí predominaban los peces, con 21 animales fallecidos.
CONTRATO
Corporación CLD ha sido contrata por dos años para realizar todas esas labores de retirada e inhumación de restos de animales. El contrato asciende a 596.006 euros por dos años, con posibilidad de prórroga de otros dos años adicionales, lo que supondría un monto total de casi 1,2 millones de euros por el próximo cuatrienio.
El Ayuntamiento, no obstante, es generoso: en sus cláusulas prevé “la ampliación hasta un 20%, un total de 114.138,17 euros motivada por la necesidad de esfuerzos mayores” o por el requerimiento de “actuaciones masivas por incremento de las incidencias”. Con ello, la empresa queda a salvo de imprevistos causados por una epidemia, por ejemplo. Esta modificación, según especifican las cláusulas del contrato, se prevé en la Ley de Contratos del Sector Público.
CONFLICTO LABORAL
Corporación CLD se situó, a finales del año pasado, en el foco de las críticas por las condiciones laborales de trabajadores del servicio de limpieza en Barcelona. La empresa, afincada en L'Hospitalet de Llobregat, sumó en su plantilla a numerosos trabajadores del servicio de limpieza de la ciudad, que fueron subrogados desde la sociedad PreZero. Tras este movimiento, los empleados denunciaron la precarización a la que se enfrentaron.
Algunos de los afectados aseguraron a este medio que la subrogación conllevó "bajadas de salarios de hasta 1.000 euros de golpe, cambios de centros de trabajo, horarios y turnos", una situación que tacharon de "barbarie".