Ada Colau quemó esta semana su último cartucho proponiendo una alcaldía rotatoria entre PSC, comunes y ERC. Le falló el tiro, al ser rechazada la propuesta por los interpelados. No es el primer revés que sufre y puede no ser el último. Su intención es aguantar al menos los primeros embates en la oposición y, en un futuro, cuando se clarifique cómo queda el tablero político, decidir qué hacer. Algunas fuentes creen que su meta final está en ubicar su eje de acción en Madrid a medio plazo, aunque otras fuentes afirman que su futuro solo está en Barcelona. “Es cierto que en función de los resultados del 23 de julio se replantearán muchas cosas, en un sentido o en otro, tanto si son positivos como negativos, pero ella tiene la intención de quedarse en Barcelona”, explica una fuente de los comunes.

La candidata de Barcelona en Comú, Ada Colau / EFE

Lo cierto es que su feudo es Catalunya. Su liderazgo en los comunes es indiscutible y nadie puede hacerle sombra hoy por hoy, apuntan sus acólitos. Además, añaden, puede jugar siempre con la baza de decidir a quién apoyar en Madrid, dependiendo de la correlación de fuerzas. En el partido, hay el convencimiento de que la intención de Colau es quedarse haciendo oposición en el Ayuntamiento de Barcelona en estos momentos. “No hay intención de tirar la toalla, aunque esa es una decisión muy personal que ella acabará decidiendo”, dice un dirigente del partido morado. Pero nadie pone la mano en el fuego porque esa situación se eternice. Es más: amplios sectores de los comunes creen que seguirá moviendo el tablero de juego y apostando por Madrid, como era su intención hace un tiempo.

EL EXTRAÑO ‘CASO VERSTRYNGE’

Sabido es que las relaciones de la dirección de los comunes con la cúpula de Podemos no pasa por sus mejores momentos. Pero su futuro ya no pasa por Podemos, sino por Sumar. Ahí está su amiga Yolanda Díaz como principal figura y lideresa también indiscutible de la izquierda española. Colau tiene todas las cartas de cara para tener un papel de peso en la política estatal.

De momento, su estrategia es no ir dejando cadáveres a su paso, porque un cadáver político puede ser muy peligroso. Por eso, la secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, irá en la lista barcelonesa del 23-J. Es una extraña pirueta debida a que “en Madrid no hay sitio para todos en la lista”, conforme señala un dirigente de los comunes. En el partido se alaba el trabajo de Jaume Asens como el hombre que engrasa las relaciones entre las dos formaciones y que hizo posible transportar a Verstrynge hasta la lista de Barcelona sin que hubiera problemas. “Es algo parecido a lo que, salvando las distancias, el PP hizo con Cayetana Álvarez de Toledo al incluirla en la lista de Barcelona o lo que hace ahora con Rafael Hernando en Almería”, ironiza una fuente de la formación podemita.

Collboni, Colau y Maragall en el Ayuntamiento / EUROPA PRESS

Otras fuentes son más explícitas y afirman que fue un favor pedido por Asens, que ha hecho de puente entre la dirección de Podemos y los comunes. A Colau, dicen, no le hace gracia, pero no tiene más remedio que claudicar porque la petición viene de donde viene. Sus relaciones con la actual dirección de Podemos, sin embargo, son malas: “No existe comunicación directa, como en otros tiempos”, dicen, en alusión a cuando Colau hablaba varias veces a la semana con Pablo Iglesias o cuando este visitaba frecuentemente Catalunya para apoyar a la izquierda.

INTERCAMBIO DE CROMOS

Hay otra lectura más maquiavélica del extraño caso de Lilith Verstrynge: el gesto de dejarla entrar en las listas de Barcelona se debe a que es un puesto que corresponde a los morados decidir (de hecho, los comunes podrían haberse opuesto, pero prefieren dejar pasar para que no se les pueda reprochar en un futuro). Además, Colau empieza a tender puentes para que el día de mañana, si decide a dar el salto a Madrid, no correr el peligro de ser vetada en la capital de España. La jugada de la inclusión de Verstrynge es un cromo de alto valor añadido. Y es también un cromo que Colau se puede guardar en el cajón para sacarlo en el momento oportuno: si en algún momento da el salto y aterriza en Sumar, necesita consensos para moverse y asentarse. Es cierto que el aval de Yolanda Díaz, su amiga, es fundamental, pero también es importante desarmar la oposición que pueda encontrar la lideresa catalana en la Villa y Corte.

De hecho, la irrupción de Yolanda Díaz y Sumar trastocó los planes de Colau, que apostó por ella desde el primer momento. Esa apuesta pública y decidida enfrió las relaciones con Podemos en Madrid y provocó una brecha entre el partido de Iglesias y la lideresa de los comunes. Un síntoma de que algo no marcha bien es la ausencia clamorosa de los líderes de Podemos en la campaña electoral de Ada Colau. De hecho, ninguno de los líderes estatales del partido morado acudió a Barcelona en la campaña del 28-M. Pero tampoco ninguno de los dirigentes de Podem Catalunya fue protagonista en los mítines junto a la alcaldable, lo que dice muy a las claras cuál es la relación con el partido morado. La coordinadora de Podemos en Catalunya, Conchi Abellán, es persona cercana a Rafa Mayoral, mientras que María Pozuelo, la responsable de Cercles i Participació, es la figura de confianza de Pablo Iglesias. Ninguna de las dos se distinguió tampoco en la campaña de la alcaldable por Barcelona.

El distanciamiento de Colau e Iglesias viene de la apuesta de la líder de los comunes por Yolanda Díaz, a cuya disposición se puso desde el primer momento, sin haber hablado con sus socios de Podemos. Díaz sí pasó hasta en cuatro ocasiones por Barcelona para apoyar a Colau en la campaña, cosa que no hicieron ni Irene Montero ni Ione Belarra, por ejemplo. Pero el peso político de Iglesias y su guardia de corps en la izquierda española es hoy solo un lejano recuerdo. Colau está dispuesta a dos cosas: a ser la jefa indiscutible en Catalunya, pero tampoco renuncia a ser la lugarteniente de Sumar.

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