El nuevo gobierno municipal de Barcelona, liderado por Jaume Collboni, ha realizado cambios en materia de radares durante sus primeras semanas al frente del consistorio. Uno de ellos ha sido la modificación del funcionamiento de aquellos cinemómetros instalados en entornos escolares, que hasta hace unos días fotografiaban de forma permanente a aquellos conductores que sobrepasaban los 30 kilómetros por hora. En una decisión que "responde al sentido común", según expresó la concejal de Movilidad Laia Bonet, el Ayuntamiento optó por incrementar esta velocidad hasta los 50 kilómetros por hora fuera del horario escolar, así como en días festivos.
La decisión de la administración barcelonesa se produjo a la par del anuncio relativo a la instalación de 28 nuevas cámaras en la capital catalana. A diferencia de los anteriores dispositivos, éstos no multarán a los barceloneses, ya que tendrán un carácter pedagógico para facilitar una reducción de la velocidad en las vías de la ciudad.
Para garantizar el correcto funcionamiento de estos aparatos, así como otros servicios en materia de movilidad, el consistorio ha reservado una nueva partida económica que supera el medio millón de euros.
CONTRATACIÓN
El consistorio barcelonés ha iniciado la contratación de los servicios para el Centro de Gestión de la Movilidad y del Centro de Servicios Municipales, así como el mantenimiento, reparación y modificación de los cinemómetros y radares instalados en la ciudad. El acuerdo deberá cubrir estos conceptos hasta 2025.
Para estos trabajos, el Ayuntamiento ha establecido un presupuesto base de licitación de 662.618,05 euros, aunque ha establecido el valor estimado del contrato en 1.204.760,08 euros.
ADJUDICACIÓN PREVIA
Antes de finalizar el anterior mandato, aún con Ada Colau en la alcaldía, el consistorio ya destinó una partida millonaria para garantizar el correcto funcionamiento de los radares con los que cuenta la capital catalana durante los próximos años.
El gobierno municipal adjudicó el mantenimiento de los radares fijos de la ciudad a la compañía Tradesegur, que se garantizó una partida de 1.255.333,57 euros para la realización de estos trabajos.
RADARES 'MEDUSA'
La constante inversión en cinemómetros de los comunes también se tradujo en el alquiler de radares para medir el ruido de los vehículos en condiciones reales de circulación, conocidos como radares medusa por el aspecto que presentan. El anterior gobierno desembolsó 83.490 euros, que recayeron sobre la compañía Bruitparif.
La planificación municipal pasa por la instalación de estos dispositivos en la ciudad para el desarrollo de una prueba piloto de seis meses de duración. Durante los tres primeros se llevarán a cabo mediciones de ruido de vehículos en circulación mientras que, en el siguiente trimestre, se elaborará un informe sobre la citada prueba. Estos aparatos se situarán en dos ubicaciones distintas, aún por definir.