Personas sintecho en los soportales del paseo Picasso / LUIS MIGUEL AÑÓN

Personas sintecho en los soportales del paseo Picasso / LUIS MIGUEL AÑÓN

Información municipal

El Ayuntamiento contrata a Arrels 30 plazas de acogida para ‘sintecho’ por más de dos millones

Un total de 1.384 personas viven en la calle y muchas necesitan tratamientos médicos para solucionar problemas mentales o de consumo de tóxicos

23 enero, 2024 23:30

El pasado 20 de diciembre, una reunión entre el Ayuntamiento de Barcelona y la cúpula de la Fundació Arrels acordaba que el consistorio barcelonés contrataba por dos años 30 plazas de la residencia Llar Pere Barnés de esta entidad para dar cobijo a personas sin techo con grave riesgo de exclusión social y con problemas personales y psicológicos derivados de su condición de segregados sociales.

A la reunión de diciembre asistieron Jaume Tutó, secretario delegado del Institut Municipal de Serveis Socials (IMSS); Carme Fortea, directora de los servicios de Atenció al Sensellarisme; Rebeca Abad, técnica del departamento de Serveis Diürns i Residencials Col·lectius per a Persones Sense Llar; y Adrián Muñoz, técnico de Servicios Jurídicos. Por parte de Arrels, se encontraban presentes su director, Ferran Busquets, la jefa de gestión interna, Elisabeth Pascual y la técnica de financiación, Sarai López.

La cumbre determinó la conveniencia de contratar las plazas residenciales de la Llar Pere Barnés para paliar la situación de algunos sin techo que se ven obligados a dormir a la intemperie cuando llegan los fríos invernales a Cataluña. Fruto de ello fue la firma de un contrato, este martes 9 de enero, por la que Arrels se hace cargo de 30 personas sin hogar con graves carencias y en estado crítico.

PLAZAS INSUFICIENTES

Los crudos informes municipales que manejan los responsables de los departamentos del consistorio destacan que “en la ciudad de Barcelona, en el último recuento del año 2022, se han contabilizado en total 1.063 personas durmiendo en la calle y 2.803 en centros residenciales municipales y de entidades sociales. Concretamente, 1.892 plazas corresponden al Programa Municipal de atención a personas sin hogar y las 911 restantes forman parte de entidades sociales privadas”.

Las cifras de la Fundación son aún más alarmantes: esta entidad ha contabilizado a más de 4.800 personas sin techo en la ciudad de Barcelona, de las que 1.384 “duermen en la calle”. Con ello, da un toque de atención a la sociedad para intentar poner solución a un problema que hasta el momento no ha podido solucionarse satisfactoriamente.

Personas sintecho en los soportales del paseo Picasso / LUIS MIGUEL AÑÓN

Personas sintecho en los soportales del paseo Picasso / LUIS MIGUEL AÑÓN

El Ayuntamiento dispone de sólo 1.741 plazas de alojamiento nocturno, una cifra claramente insuficiente para dar cobijo a la gran demanda de ayuda para personas que lo han perdido todo y que vagan por las calles de la ciudad. Esa oferta se ve sobrepasada por la mayor demanda de servicios en este terreno. Por ello, ha de recurrir a los convenios como el que ha establecido con Arrels: en estos momentos, la residencia Llar Pere Barnés es una opción para arañar números a la miseria barcelonesa.

La residencia tiene 41 plazas y el Ayuntamiento le alquila ahora 30 de ellas para personas sin techo, “en estado avanzado o consolidado de desestructuración social”. Esas personas presentan ya algún tipo “de problemática de salud asociada, como salud mental, deterioro cognitivo, diversidad funcional o toxicomanías que requieren una intervención integral y socioeducativa en un espacio residencial y relacional positivo desde el que se favorece la autoestima y la promoción social de la persona”. En el entorno de la residencia, esas personas tendrán asistencia las 24 horas de los 365 días del año, así como alojamiento, comida y tratamiento para paliar sus dolencias y deterioros.

MÁS DE 2 MILLONES DE EUROS

Según el Ayuntamiento, el centro de Arrels “incluye un servicio residencial temporal de media y larga estancia y baja exigencia centrado en la atención a las personas con estado avanzado de desestructuración social que requieren algún tipo de atención que les permita ganar el máximo de autonomía posible con una atención centrada en la persona desde una mirada integral y holística en el abordaje social”. Las personas que se integren en la residencia tendrán, pues, cubiertos los aspectos sanitarios, higiénicos, (con sus necesidades básicas cubiertas, desde vestuario hasta medicinas) y hábitos de salud, relación y económicos necesarios para la recuperación personal y social.

El Ayuntamiento pagará por este programa la suma de 2.029.487 euros por los dos próximos años, una cifra que podría parecer excesiva pero que, a la vista de los tratamientos y manutención, no resulta tan descabellada.

UNOS SERVICIOS ÚNICOS

El consistorio señala que Arrels dispone “del único centro de la ciudad con un equipo técnico dirigido a la atención social a personas en situación de sin hogar de larga trayectoria de vida en la calle, con problemáticas asociadas al consumo de tóxicos, salud mental, deterioro cognitivo y conductas disruptivas de difícil abordaje y que, después de haber hecho un buen proceso de mejora, continúan requiriendo de una atención residencial de 24 horas de larga estancia, dado que las características de su situación de grave exclusión residencial y desestructuración personal exigen mantener unos niveles de atención y cobertura de necesidades a largo plazo”. Subrayan también que Arrels “está especializada en la atención y acompañamiento de personas sin hogar, con vocación docente y de investigación, sin afán de lucro y con una concepción integral de la persona. Es una entidad referente, consolidada en el territorio y comprometida con la comunidad”. De ahí que para firmar el contrato no se haya recurrido a la vía de convocar un concurso púbico, ya que los servicios que puede ofrecer una residencia como Llar Pere Barnés son únicos.

Arrels, fundación dirigida por Ferran Busquets, tiene una plantilla de 89 personas, entre educadores, trabajadores sociales, abogados, enfermeras, conserjes o informáticos, aunque su equipo es de más de 350 voluntarios. El 77% de su presupuesto (cifrado en algo más de 5,6 millones de euros) se gasta en la atención directa a personas en riesgo de exclusión: el último ejercicio, pasaron por sus instalaciones más de 3.000 personas, a las que prestó atención en diversos aspectos, desde el residencial al médico.