Una luz verde, aunque con algunas trampas. La dirección de Esquerra Republicana entiende que no puede ahogar a la Federación de Barcelona, y que ésta debe organizar como crea conveniente el congreso que decida la entrada en el gobierno municipal del socialista Jaume Collboni. Sin embargo, la debilidad interna del partido comienza a hacer mella, con reproches cruzados entre los dirigentes y con la investidura pendiente en el Parlament del próximo presidente de la Generalitat.
La portavoz de ERC, Raquel Sans, señaló este lunes que el partido en Barcelona tiene “libertad” para organizar un segundo intento, después de que el pasado jueves se decidiera suspender la votación para ratificar el acuerdo con el PSC. El argumento tuvo un aire peregrino: la falta de espacio en el Orfeó Martinenc, porque acudieron más militantes de los que se tenían previstos. Lo cierto es que el fantasma de un ‘no’ al acuerdo planeó con fuerza, tras la movilización de los partidos de Marta Rovira, que no desean una aproximación a los socialistas.
La Federación de Barcelona de ERC, que preside Eva Baró, junto con la presidenta del grupo municipal, Elisenda Alamany, tiene claro que el partido necesita plasmar ese acuerdo y ofrecer una imagen de gobierno. En la oposición municipal los partidos apenas tienen repercusión, y de nada serviría apoyar unos presupuestos, por ejemplo, sin estar en la sala de mandos del Ayuntamiento.
La estrategia se ha ido modulando por parte de Baró, de Alamany, y también por parte del portavoz, Jordi Coronas. Y los socialistas se han decantado por los republicanos, al entender que ya no podrán seguir por mucho más tiempo con solo diez concejales.
¿Gobernar con los socialistas?
Sin embargo, la decisión de la Federación de Barcelona de ERC llega en un tiempo muy complicado para los republicanos. Este lunes unos 300 cuadros y dirigentes de Esquerra han pedido la total renovación de la cúpula del partido. Lo han hecho a través de una carta que ha sido contestada por exdirigentes como Joan Tardà, integrado en el sector que apoya la continuidad de Oriol Junqueras.
La gran cuestión ahora para Esquerra es saber diferenciar entre sus intereses en Barcelona y en el conjunto de Catalunya. ¿Se puede colaborar desde el propio gobierno con los socialistas en la capital catalana, y dudar y seguir negociando con el PSC para la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat? Aunque hay muchas dudas sobre esa cuestión, con posiciones como las de Ernest Maragall –sostiene que la prioridad es la investidura en el Parlament—el partido ve un cierto margen de actuación. “Seguro que la Federación de Barcelona escoge lo mejor”, señaló Raquel Sans.
La espera de los socialistas
La portavoz de Esquerra ha señalado que esa votación en la capital catalana debería llegar en las próximas semanas, sin concretar, todavía, si será presencial o telemática.
Los socialistas esperan la decisión con cierta calma. En los últimos días, el equipo de gobierno de Jaume Collboni daba por hecho el acuerdo de las bases republicanas, y se había, incluso, programado el cambio en el ejecutivo local. Pero también se advertía a los distintos interlocutores: "Las bases deben ratificar el acuerdo, y eso no se ha producido".
La cuestión es que más que en las bases, las diferencias se han producido en la dirección, con sectores enfrentados, que no saben qué relación deben tener con los socialistas. "Son nuestros adversarios, adversarios casi físicos", señaló Ernest Maragall. Pero lo tangible es que ERC gobierna con el PSC en la Diputación de Barcelona, en el AMB, y en muchos municipios catalanes.