Ada Colau se aísla cada vez más en su propio partido. Aunque las distintas familias mantienen la disciplina, no es menos cierto que se agudizan las diferencias internas entre los diferentes sectores y comienzan a notarse diferentes sensibilidades del sector que arropa a Ada Colau y el que proviene de la antigua ICV, con Janet Sanz a la cabeza, o incluso con el grupo parlamentario, donde reina Jessica Albiach.
La guerra tanto pública como privada de Colau con Jaume Collboni ha dejado a la exalcaldesa en la cuneta municipal. El actual alcalde no la quiere ver ni en pintura y eso ha lastrado su labor en la política local, hasta el punto de que su labor pasa totalmente desapercibida. “Janet es quien lleva más o menos las riendas municipales, pero la persona de auténtica confianza de Colau es Gemma Tarafa. Es la persona en quien más confía. Es su principal apoyo firme en el Ayuntamiento”, explican a Metrópoli fuentes internas de los comunes.
Diferencias con los exICV
Es cierto que hay otros concejales que se podrían considerar cercanos a la exalcaldesa, como Lucía Martín o Marc Serra, fichajes personales de Colau, pero no tienen la aceptación que tiene Tarafa en los restantes sectores de Barcelona en Comú. La exresponsable del área de salud municipal es una profesional bien vista tanto en el bando de Colau como en el de Janet Sanz. De hecho, Tarafa y Sanz coinciden en la dirección ejecutiva de los comunes, junto a Max Cahner, Laura Cañadas, Jordi Molina, Júlia Trias, David Pequeño y Xavi Farré.
El sector de ICV, no obstante, es más proclive a pactar con los socialistas en el Ayuntamiento que el sector de los comunes que proviene de la izquierda extraparlamentaria o de movimientos anarquistas, anticapitalistas e incluso independentistas. “Es cierto que hay un poso común en temas como el medio ambiente, la vivienda, la lucha contra los lobbies, pero las estrategias no son exactamente iguales. A Ada Colau le falta flexibilidad a la hora de pactar y de relacionarse con sus rivales, aunque en la distancia cercana se muestra afable”, reconocen los comunes. Y señalan también que “Colau toma decisiones personales sin consultar. De hecho, nadie pone en duda su autoridad, pero las tensiones se van acentuando precisamente por esa estrategia de hacer valer sus decisiones al margen del resto de dirigentes”.
Tensiones con el Parlament
La distancia también se ha puesto de manifiesto con el grupo parlamentario que preside Jessica Albiach. Las fuentes reconocen que no todo son "flors i violes" en la relación entre ambas. No hay que olvidar que fue la postura intransigente de Ada Colau la que provocó que el president Pere Aragonès convocase elecciones autonómicas anticipadas, en las que los comunes perdieron dos diputados.
“Lo malo es que una repetición de elecciones puede dejarnos a los pies de los caballos y nos exponemos a un batacazo aún mayor. La intromisión de Colau en asuntos que deberían ser competencia exclusiva de los diputados electos ha provocado tensiones”, explican las fuentes consultadas. Si no hubiese habido elecciones anticipadas, los comunes hubieran podido preparar con más intensidad las elecciones durante los próximos meses. En estos momentos, con unas posibles nuevas elecciones en el mes de octubre, algunos sectores de los comunes temen que el efecto voto útil provoque fuga de sufragios hacia el socialista Salvador Illa, con lo que habría sido peor el remedio que la enfermedad.
Nueva etapa
Los desencuentros internos coinciden con una nueva etapa en la vida personal y profesional de Colau. En el ámbito personal, la exalcaldesa pasa por una etapa en la que materializó su separación matrimonial y un cambio de look que no había podido acometer durante su etapa como alcaldesa. Sus asesores han intentado también cambiar su forma de vestir y, en buena parte, consiguieron que en determinados actos Colau apareciese con un look diferente al suyo, informal y tradicional.
En el ámbito profesional, ha enfocado su actividad principal tanto a la actividad interna del partido como al cultivo de su faceta internacional. Durante los últimos meses, viajó a América en varias ocasiones y se integró en el comité asesor de Carla Brugada, la candidata del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el mismo partido de la nueva presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum y de Andrés Manuel López Obrador. Brugada ganó las elecciones del pasado 2 de junio y es la nueva alcaldesa de Ciudad de México, mientras que Sheinbaum, también amiga de Colau, es la nueva presidenta de la República. El hecho de que Colau fuese incluida en el comité asesor de Brugada recibió duras críticas de sectores de la izquierda mexicana, que consideran a Morena un foco de corrupción.
Perfil internacional
Pero la exalcaldesa no puso todos los huevos en la misma cesta. También planificó y se implicó en una dura campaña a favor de Palestina y contra Israel, a raíz de los ataques contra la población civil en la franja de Gaza. Colau llegó a ir a Turquía para embarcarse en uno de los barcos de la Flotilla por la Libertad que pretendían llevar ayuda humanitaria a la franja, aunque al final tuvo que volverse a España para participar en la campaña electoral sin ver cumplido su deseo. No obstante, las protestas a favor de Palestina y antiisraelíes son uno de los principales ejes estratégicos de la actividad interna y externa de Colau: en Barcelona, abandera las protestas a favor de Gaza y ha insistido ante el alcalde Jaume Collboni que vuelva a cortar relaciones con Israel por los ataques del ejército de ese país sobre territorio palestino.
El tema de Palestina, el del medio ambiente y el de la vivienda son los tres grandes ejes en los que Colau sigue trabajando a nivel internacional, puesto que son problemas o conflictos comunes a los territorios. Con ellos en la cartera, cultiva sus relaciones con organizaciones internacionales y aprovecha los contactos realizados cuando era alcaldesa para aparecer en foros internacionales y mantener un perfil alto en la política de la izquierda extremista mundial.