Barcelona parece haber llegado al límite de turistas. Por eso, gran parte de los esfuerzos de la legislatura de su alcalde, Jaume Collboni, se centran en restringir su llegada, con especial énfasis en aquellos que menos aportan a la ciudad: los cruceristas de corta estancia, visitantes que pasan menos de 12 horas en la capital catalana.
Para lograrlo, Collboni ha propuesto subir “todavía más” la tasa turística a los cruceristas en tránsito a más de cuatro euros.
De esta manera, el alcalde plantea incrementar “sustancialmente” la tasa a los cruceristas de escala, destopando el tramo local de la tasa turística, a través del Parlament de Catalunya. Collboni ha asegurado en una entrevista publicada este domingo en El País que cuentan con estudios sobre el precio diario que deberían pagar este tipo de cruceristas. “Lo que no queremos es un turismo que entre en contradicción con vivir en la ciudad porque va en detrimento del derecho a la vivienda y expulsa cada día a gente joven de clase media”, ha lamentado.
Sobre la reducción del número de cruceristas y de alguna terminal del Port de Barcelona, el líder socialista ha afirmado que hay que esperar al cambio de gobierno en Catalunya y al nombramiento de nuevos responsables de la infraestructura: “Vamos a esperar para abrir conversaciones”.
Licencias de pisos turísticos
Al ser preguntado por la posibilidad de que el decreto de la Generalitat quede tumbado y no pueda anular las licencias de pisos turísticos, Collboni ha remarcado que “el plan es blindar jurídicamente desde la normativa urbanística” y no contempla que el Tribunal Constitucional tumbe dicho decreto.
El PSC ha reiterado su determinación a “ir hasta el final” con la prohibición de los pisos turísticos en 2029, y ha reivindicado que la intención es anular todas las licencias en edificios enteros, oferta que también tienen algunos hoteleros.
Recaudación millonaria
Según datos del Ayuntamiento de Barcelona, la previsión de recaudación de la fiscalidad turística para este año asciende a 95 millones de euros, de los cuales 75 proceden del recargo municipal y 19,9 millones de la tarifa de la Generalitat. La subida de la tasa podría hacerse efectiva en octubre de 2024 si se aprueba inicialmente en la Comisión de Economía de este julio, tras lo que se abriría un periodo de alegaciones previo a su aprobación definitiva en el pleno. En caso de no tirar adelante, entraría en vigor el 1 de abril de 2025.
Con esta entrada, el consistorio barcelonés prevé que la recaudación del recargo se incremente en más de 20 millones de euros, que irían destinados a poner en marcha el Plan EGA, que tiene como finalidad gestionar el turismo en las zonas más masificadas de la ciudad.