Collboni: “Un gobierno progresista en Barcelona debe agilizar y facilitar trámites, no es algo de derechas”
El alcalde de Barcelona dialoga con el consultor Pau Solanilla sobre la necesidad de aplicar políticas que hagan la ciudad "competitiva, sostenible y equitativa"
9 septiembre, 2024 21:57Un relato progresista que ofrezca esperanza y optimismo, y que cuente con políticas adecuadas para plasmarlo en la realidad. Esa es la posición del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, convencido de que en la ciudad debe “imponerse el sentido común”, pero con decisiones atrevidas. ¿Se puede hacer con diez concejales, con un gobierno en minoría? Collboni incide en que muchas de las cuestiones que impulsa su gobierno "se aprueban en comisión", y que las disputas entre los diferentes grupos son por temas singulares, propios de cada formación política con la idea de marcar perfil. Pero Collboni tiene claro que se deben romper muchos tópicos. "Un gobierno progresista en Barcelona debe agilizar y facilitar trámites, no es algo de derechas”, ha señalado, en un diálogo con el consultor Pau Solanilla, que hasta hace unos pocos meses era el Comisionado de Promoción de Ciudad del Ayuntamiento de Barcelona.
En un debate organizado por el Barcelona Finance Hub, en el edificio de la Bolsa de Barcelona, y con la participación de Metrópoli, Collboni ha reflexionado sobre cómo mejorar la gobernanza local, en la presentación del libro de Solanilla, La República Verde. Con la presencia del ex presidente de la Generalitat, José Montilla, que ha destacado el discurso progresista y reformista de Solanilla, Collboni ha defendido la necesidad de que las administraciones sean más flexibles y se agilicen muchos trámites.
Esa es una de las peticiones de Collboni al presidente de la Generalitat, Salvador Illa. En la reciente entrevista entre los dos dirigentes socialistas, esa cuestión se planteó como prioritaria. Collboni entiende que la construcción de viviendas, "con el objetivo de ofrecer soluciones rápidas para muchos jóvenes que se ven forzados a irse de Barcelona", sólo se podrá garantizar con una revisión a fondo de esos trámites. "Ahora se podrá construir para que tengan viviendas los jóvenes que cursan secundaria", señaló, dando a entender la dificultad que supone esa legislación. "Los Ayuntamientos, y Barcelona lo está haciendo, buscan solares en todo el término municipal, pero luego el proceso acaba siendo muy largo hasta que se ofrece la llave de las viviendas".
Competitiva, sostenible y equitativa
¿Hay un cambio de discurso? Collboni insistió en el diálogo con Solanilla en que esa idea de liberalizar ciertos procesos "se ha identificado con la derecha, pero no tiene por qué ser así. Un gobierno progresista en Barcelona debe agilizar y facilitar trámites, no es algo de derechas", remachó.
Pero, ¿cómo puede resolver Barcelona una difícil ecuación? Lo plantea Solanilla en su libro, al señalar que las grandes ciudades tienen muchos retos, pero que, "desde un discurso que se reclama de progreso, las ciudades deben poder ser competitivas, sostenibles y equitativas".
En la discusión surgió, por tanto, la cuestión del decrecimiento económico, una propuesta que defendió la anterior responsable de Barcelona, la ex alcaldesa Ada Colau. Para Solanilla, "el decrecimiento, aunque pueda estar bienintencionado, puede llevar a la defensa de postulados neoliberales, en un mundo en el que cada uno intente salvarse como pueda". Para Collboni el crecimiento económico es posible, precisamente, desde la defensa de una ciudad sostenible, "porque, además, nadie puede cuestionar que las ciudades deben serlo, a no ser que se esté en el negacionismo".
Con turismo, pero no "turística"
Ahora bien, ¿hay que poner límites? Collboni se ha mostrado contundente, al defender su política restrictiva respecto a los pisos turísticos. "Muchas ciudades italianas, ahora, están aplicando las mismas políticas. Hay que contar con el turismo, pero la ciudad tiene límites", ha insistido. En una urbe donde el turismo representa el 15% del PIB, en palabras de Collboni, lo que se debe intentar es que la ciudad "sea competitiva, pero a partir de muchos otros sectores". El alcalde de Barcelona insistió en que la ciudad "debe tener turismo, pero no debe ser turística". Es decir, que debe poder "diversificar" y ofrecer oportunidades económicas para el conjunto de los barceloneses.
El ejemplo lo puso Collboni respecto al propio escenario en el que se celebró el acto, en el Barcelona Finance Hub, un coworking de empresas centradas en la innovación financiera. Y señaló que la ciudad debe "poder ofrecer servicios para todo tipo de turistas, desde el mochilero hasta el turista de lujo, pero sabiendo dónde están los límites".
El diálogo entre Collboni y Solanilla derivó hacia el llamado "valor añadido" del turismo. Los dos coincidieron en que el turismo con mayor valor añadido puede ser también el que más contamine. "Un turista que se aloja en un hotel de cinco estrellas deja más residudos que otro que se instalada en un hotel de tres estrellas o en una pensión", aseguró Solanilla. De lo que se trata es de impulsar "un cambio en la cultura de los turistas, de todos, sobre el destino al que se dirigen".
Tasa turística
Con la idea de generar "espacios comunes, de entendimiento", como apuntó Pau Solanilla, Collboni justificó su salida de la red social X, antes Twitter, al considerar que se ha convertido e un "pozo de bronca y de odio", teniendo en cuenta, además, que su propietario es Elon Musk.
Y, sin concretar nada, Collboni deslizó que muchas ciudades cobran mucho más por la tasa turística que Barcelona, con la idea de que "hay margen" para que la ciudad pueda subir la tasa y generar ingresos que redunden en el conjunto de Barcelona.