La Broadway barcelonesa, el Montmartre catalán. Conocida y admirada a nivel europeo, la avenida del Paral·lel ha marcado la historia cultural de la ciudad. Su época dorada, inundada en salas y cafés abarrotados, coincidió con las primeras décadas del pasado siglo, cuando dos espacios destacaron sobre el resto: El Molino y el teatro Arnau.
El funcionamiento de ambas salas se extendió mucho más allá, hasta finales de los 90 y principios de los 2000 respectivamente. El cese de la actividad de estos símbolos culturales, unido a las difíciles temporadas por las que han pasado otros emblemas de la avenida, como el teatro Apolo, ocasionaron el declive del Paral·lel.
El gobierno de Jaume Collboni quiere recuperar la esencia de esta arteria barcelonesa. Configurarla, de nuevo, como un eje cultural de la ciudad. Ambas salas, el Molino y Arnau, serán las grandes bazas de esta recuperación de la milla de oro del teatro barcelonés.
El Molino, reabierto
La resurrección del Paral·lel ha comenzado por la reapertura de El Molino. Su vuelta se produjo este domingo, poco más de dos años después de que pasara a manos municipales tras una inversión de 6,2 millones de euros. Barcelona Events Musicals, organizadora del Festival Cruïlla, será la sociedad encargada de su gestión durante cuatro años.
En esta nueva etapa, el objetivo de El Molino pasa por convertirse en un espacio reconocido a escala global, que acoja eventos íntimos de artistas internacionales, pero también recitales de músicos locales. El Blue Note de Nueva York o el Ronnie Scott's de Londres son espejos en los que se mirará la sala barcelonesa.
Como añadido, además de contar con propuestas en clave de humor, El Molino destacará por su innovadora oferta gastronómica y de coctelería, que quiere marcar estándares cualitativos superiores.
Rescate del teatro Arnau
El rescate del teatro Arnau será el segundo paso del gobierno municipal para relanzar la avenida barcelonesa. Tras años de abandono, Collboni anunció el pasado mes de septiembre la rehabilitación de este icono del Paral·lel.
Los planes del consistorio pasan por iniciar la reconstrucción en el primer trimestre de 2025 para, previsiblemente, formalizar su puesta en marcha en 2027, en la recta final del presente mandato municipal.
El carácter del teatro Arnau será el de equipamiento de ciudad, abierto todo el día y con múltiples actividades programadas. Se concebirá, pues, como un ateneo de barrio, ligado al mundo escénico y a la memoria del Paral·lel.
Proyecto
El proyecto ejecutivo indica que el edificio incorporará nuevos espacios polivalentes y una flexibilidad en su concepción de usos, con la finalidad de acoger diferentes actividades simultáneas. La iniciativa prevé, también, la liberación de un patio para crear una entrada secundaria al teatro. Este acceso lo utilizarán técnicos y actores, pero también funcionará a modo de espacio de carga y descarga.
Barcelona priorizará la preservación de la estructura histórica de la sala. Por ello, se conservará la fachada, la boca de escena, la barandilla de la herradura y el esqueleto de madera. Respecto a la construcción original se añadirán, únicamente, elementos imprescindibles para la edificación, que incrementarán la entrada de luz natural.
Las cubiertas actuales deberán sustituirse, lo que conllevará la retirada de todo el fibrocemento existente y la mejora del aislamiento acústico y térmico sin alterar el aspecto original de la sala.
Muralla visitable
La localización de un tramo de la muralla romana de Barcelona bajo el teatro, provocó una modificación en el proyecto con la finalidad de que sea visitable. Los asistentes la podrán contemplar en el pasillo que conectará la sala principal con los baños.
La aprobación inicial de la actual iniciativa, que modifica el proyecto impulsado en 2021, supondrá un desembolso municipal de 10,1 millones de euros.