El Gremi de Restauració pone contra las cuerdas a la FAVB por el alquiler de su local en Barcelona
- Los restauradores denuncian que el Ayuntamiento ceda un local a la federación cuyo alquiler está valorado en 56.000 euros anuales, una concesión que se suma a las múltiples subvenciones que disfruta la entidad
- Otras informaciones: El Gremi de Restauració consigue 36.000 firmas y lanza un mensaje claro: "Los barceloneses apoyan las terrazas"
El Gremi de Restauració se mantiene firme ante la Federació d'Associacions Veïnals de Barcelona (FAVB). El pasado mes de octubre, la agrupación de residentes escenificó su cruzada contra los restauradores con la recogida de 18.000 firmas para endurecer la regulación de las terrazas en la capital catalana.
La respuesta no se hizo esperar. El Gremi reunió 35.634 firmas favorables a la actividad de las terrazas barcelonesas, doblando así el apoyo que obtuvo la propuesta vecinal.
Su director, Roger Pallarols, celebró que ésta se convirtiera en la iniciativa ciudadana "más exitosa y multitudinaria de la historia de la ciudad", y advirtió que el Gremi no cederá ante las presiones de la FAVB: "Nos desdiremos de las renuncias que asumimos en 2018 y pediremos una ampliación horaria", avisó Pallarols, en caso de que el consistorio optara por revisar la Ordenanza actual.
Los restauradores, críticos con las múltiples subvenciones que recibe la FAVB, denuncian la última concesión municipal a la entidad. El Ayuntamiento ha dado luz verde a la renovación de la cesión de uso del local municipal en el que se encuentra la federación, lo que supondrá a la agrupación un ahorro anual de 55.000 euros que costeará la administración barcelonesa.
Cesión municipal
El consistorio ha aprobado inicialmente la cesión de uso del local situado en la planta baja de los números 6-8-10 de la calle d'Obradors a favor de la FAVB. La última cesión del espacio a la entidad se produjo en 2003, cuando se materializó un acuerdo con una duración de 20 años.
La previsible aprobación definitiva de la propuesta extenderá la cesión durante cuatro años, con opción a prórroga de otros cuatro años adicionales. El alquiler anual del local, de unos 374 metros cuadrados, está valorado en 56.000 euros, de los que la federación solo deberá abonar 1.000 euros al año.
Antes de que se formalice el beneplácito municipal, el consistorio deberá dar respuesta a las alegaciones presentadas, entre las que se encuentran las de los restauradores.
Adjudicación 'a dedo'
El Gremi señala que esta adjudicación del local sin concurso, 'a dedo', genera suspicacias, y recuerda que la propuesta de la cesión surgió de la Taula de Patrimoni Ciutadà, de la que forma parte la FAVB. "Ella misma decide sobre su alquiler, puede haber un conflicto de intereses", destacan.
Los restauradores expresan su sorpresa ante una decisión que, inciden, favorece a un lobby. "Existiendo tantos lobbies en Barcelona, ¿por qué el Ayuntamiento se decanta por uno en detrimento del resto?", se pregunta la entidad, que remarca el "regalo" de casi 56.000 euros que supone eximir a la FAVB del pago del alquiler.
El Gremi también se muestra crítico con la elevada cuantía de subvenciones públicas que recibe la federación, y que suponen "el 95% de los ingresos con los que financia su actividad". Con estos recursos, subrayan, también atacan "sectores como el de la restauración y persiguen empresas concretas".
Subvenciones a la FAVB
Durante los mandatos de BComú en la ciudad, la FAVB recibió aportaciones millonarias. Como informó Metrópoli, durante la alcaldía de Ada Colau el consistorio inyectó cuatro millones de euros a la federación.
El cambio de gobierno en la capital catalana ha significado un mayor control del destino de las subvenciones municipales. Sin embargo, suprimir las ayudas económicas de un Ayuntamiento a una federación vecinal es una tarea con difícil justificación.
Posicionamiento desafortunado
Fuentes internas a la FAVB apuntaron recientemente a este medio su oposición a las críticas del Gremi por el futuro de las terrazas en Barcelona.
Las fuentes consultadas calificaron el posicionamiento de los restauradores de "desafortunado", e insistieron en que la federación ha sustituido su rechazo directo por un discurso en el que se “quieren terrazas”, pero ajustadas a ciertas normas.