A Santi Carulla no se le borra la sonrisa. Ni cuando canta, ni cuando habla. Camina con prestancia por su barrio, Les Corts, donde vive desde hace casi 50 años. Ahí mismo recibe a Metrópoli Abierta, vestido con camisa y americana, con su voz rasgada de siempre y con una sonrisa, claro. Entramos a un bar cerca de su casa y pedimos.
Santi Carulla lleva más de 60 años en activo pisando escenarios. Tras un breve periodo como cantante de Los Sírex, se consolidó en el panorama musical como el vocalista de la mítica banda barcelonesa Los Mustang. A finales de los años 50 y principios de 60, siguiendo la dinámica europea, el grupo empezó a versionar grandes hits de Los Beatles, Simon and Garfunkel, Manfred Mann o David Bowie. “Poca gente lo sabe, pero fuimos la primera banda española que adaptamos una canción de David Bowie, la de Starman, el hombre estrella”, cuenta el artista.
El éxito rotundo de la banda llegó con la versión de Submarino Amarillo, original de Los Beatles, que vendió más de 130.000 copias solo en España. “Ni siquiera había tantos tocadiscos en el país, ¡imagínate!”, exclama Carulla. Los Mustang se convirtieron en la banda de referencia española en cuanto a versiones se refiere. “La gente quería que, si salía una canción de éxito, Los Mustang estuviéramos ahí para versionarla”, explica. Más adelante, trataron de componer pero, según él, a nadie le interesaba. Estaban encasillados.
Los inicios de Los Mustang se remontan a un concurso en Radio Barcelona, que dirigía el locutor Joaquín Soler Serrano, cuyo premio fue la grabación de un disco con EMI en España, justo la misma discográfica que llevaba a Los Beatles en Inglaterra. Lo que al principio era un hobby –o un pretexto para ligar– se convirtió en algo serio. “Pronto nos llamó la televisión y nos buscaron los representantes artísticos”. Fue en ese momento cuando Los Mustang dieron el salto de Barcelona a España, y de ahí, más adelante, a Latinoamérica.
Después de tanto éxito, ¿no se te pasó por la cabeza abandonar Barcelona?
Nunca. Barcelona fue un canalizador importante porque al estar cerca de la frontera recibía influencia europea. Al principio la bandera musical española la llevábamos las bandas barcelonesas, no Madrid. Ahora es diferente, ¡con las redes sociales llega todo a todas partes! Además, conocí a mi mujer pronto y fui padre a los 24 años. Siempre hemos estado muy vinculados a Barcelona.
Santi Carulla nació en el barrio de Gràcia y pasó su infancia en Ciutat Vella. “Aquí en Les Corts, por suerte, no sufrimos la masificación turística que en otros barrios, lamentablemente, sí”, cuenta en el libro Memòries del districte Les Corts, publicado por Aigües de Barcelona, donde se incluyó su testimonio como vecino veterano del barrio.
Ahora es fácil descubrir nuevas bandas. Pero en los 60, ¿cómo os enterabais de las canciones antes que nadie?
Lo sabíamos por EMI, que nos proporcionaba los discos. Las canciones que se acercaban más a nuestro estilo pop las versionábamos. Demostramos ser muy versátiles. Íbamos del rock más trepidante a las baladas más románticas. A veces un disco salía en Estados Unidos y tardaba tres meses en llegar aquí... ¡Cuando nosotros ya habíamos vendido muchísimo!
Esto suponía una ventaja para vosotros.
Sí. Recuerdo una anécdota graciosa. Una vez una señora se me acercó y me dijo: “Hay una banda inglesa que canta la canción que cantas tú”, refiriéndose a Los Beatles. Yo pensé, ¡madre de Dios, qué orgullo! La gente no sabía que las canciones tardaban tanto en llegar. Más adelante se dieron cuenta.
TODO LO QUE SUBE, BAJA
Pero llegaron los 70. Y, con ellos, discotecas como Bocaccio en Barcelona o Maddox en Platja d'Aro se consolidaron. El boom de la música de tocadiscos provocó un silencio en Los Mustang, que desparecieron durante tres años, del 1975 al 1978. Ese año –como la Constitución Española– volvieron a la carga. Aunque esta vez iba a ser diferente: no iban a versionar más, a partir de aquel entonces revivirían su época dorada de los 60. “Los fans que tenían 20 años ahora tenían 40 y aún se sentían jóvenes para seguirnos e iban a los conciertos”, dice Carulla.
Me estoy acordando de vuestra canción, “jóvenes, éramos tan jóvenes...”
(Tararea) Sí, nuestros fans del principio ahora tienen tienen 70 o 75 años y les cuesta más salir de casa. (Ríe, irónico)
Y supongo que también les cuesta enterarse de los conciertos, ¿no?
Sí, están todos colgados en la web, pero claro, algunos no usan internet.
Hasta el año 2000, Los Mustang tocaron semanalmente en discotecas de Barcelona como Shadow, Sutton o Quartier. En ese año abandonaron todos los miembros y se quedó el vocalista solo. Con una nueva banda que lo acompaña, sigue siendo Santi Carulla de Los Mustang. Y sigue haciendo revivals. En este caso, revivals de los revivals: es decir, de las canciones de los 60.
Con un público fiel, Santi Carulla a día de hoy sigue programando conciertos. “Me encuentro a gente día sí y día también que me dice que nuestras versiones marcaron una época para ellos”, cuenta el artista conmocionado, que ha sabido llegar a un público más joven. “Los padres o los abuelos les ponían las canciones y por eso se las saben”, asegura. Él sigue apostando por la música de antes. “Tenía más identidad, las letras eran más directas y light. El 'she loves you yeah, yeah' fue un éxito sensacional. Se vendió por un tubo”, dice riendo a carcajada.
Tú siempre lo has tenido claro: vas con la música mano a mano hasta al final.
Ha sido una de las pocas cosas en esta vida que no me ha fallado nunca.
Qué bonito.
A nivel familiar a veces tienes problemas, pero la música siempre está aquí. Me lo ha dado todo.
¿Qué tal te sientes anímicamente en los conciertos?
Me siento en plena forma.
¿No te cansas de cantar las mismas canciones?
Si no me he cansado ya... dudo que lo haga ahora. La gente se entrega en mis conciertos, me tiran flores, me dicen “¡guapo!” ¡Qué más quieres!
Santi Carulla tiene más de 3.000 canciones en su iPod, entre antiguas y actuales, y reconoce que sus mejores profesores de inglés han sido Elvis Presley y Frank Sinatra, a fuerza de escucharlos tantas veces. “Ha dado más de sí el revival que la primera parte”, confiesa el vocalista. Los Mustang llegaron a tener al principio entre 30 y 40 conciertos al mes. En su segunda etapa programaban entre 60 o 70 actuaciones por año. “Ahora entre 10 y 20 anuales ya me conformo”, dice. “Y seguiré cantando El submarino amarillo o El ritmo del silencio para hacer feliz a la gente”, concluye Santi Carulla, antes de despedirse, con prestancia y sonriendo. Porque a Santi Carulla no se le borra la sonrisa. Ni cuando canta, ni cuando habla.