Plaza de la Concòrdia, en Les Corts / HUGO FERNÁNDEZ

Plaza de la Concòrdia, en Les Corts / HUGO FERNÁNDEZ

Les Corts

La plaza escondida en el centro de Barcelona que recuerda a la vida de pueblo: "Los niños juegan a pelota y se respira tranquilidad"

Mientras el resto de la ciudad se transforma a gran velocidad, este lugar se mantiene como un espacio que invita a detenerse, mirar alrededor y disfrutar de lo cotidiano

Este es el barrio más poblado de Barcelona: antes era un pueblo rural con huertos y campos

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En el corazón del barrio de Les Corts, entre calles transitadas y edificios modernos, se esconde un rincón que parece detenido en el tiempo: la plaza de la Concòrdia.

Plaza de la Concòrdia, en Les Corts / HUGO FERNÁNDEZ

Plaza de la Concòrdia, en Les Corts / HUGO FERNÁNDEZ

Esta pequeña joya urbana, resguardada del bullicio habitual de Barcelona, conserva intacto el encanto de la vida de pueblo. Aquí, los niños juegan a pelota sin preocuparse del tráfico, los mayores charlan en bancos bajo la sombra de los árboles, y las terrazas invitan a tomar algo sin prisas. “Se respira tranquilidad, como si estuvieras lejos de la ciudad”, comenta una vecina habitual.

Símbolo de historia e identidad

La plaza de la Concòrdia no solo es un refugio cotidiano, sino también un símbolo de la historia y la identidad de Les Corts.

Este barrio, que en sus orígenes fue un pequeño núcleo rural rodeado de masías y campos de cultivo, conserva aún elementos de aquella vida sencilla. Antiguamente conocido como Les Corts de Sarrià, el barrio fue municipio independiente hasta su anexión a Barcelona en 1897.

Antiguas casas de labor

Su nombre proviene de las antiguas “corts” o casas de labor que ocupaban la zona, muchas de las cuales desaparecieron con el crecimiento urbano, aunque algunas, como Can Rosés, aún sobreviven como testigos del pasado.

La iglesia de Santa Maria del Remei de Les Corts, en la plaza de la Concòrdia / INMA SANTOS

La iglesia de Santa Maria del Remei de Les Corts, en la plaza de la Concòrdia / INMA SANTOS

La plaza, presidida por la Casa del Rellotge (actual sede del distrito) y la iglesia de Santa Maria del Remei, se convirtieron en el centro cívico y social del antiguo municipio.

Hoy en día, ese espíritu comunitario sigue vivo: se celebran fiestas, mercados, y actividades culturales que refuerzan los lazos entre vecinos y dan continuidad a una tradición de convivencia.

Disfrutar de lo cotidiano

Mientras el resto de la ciudad se transforma a gran velocidad, la plaza de la Concòrdia se mantiene como un espacio que invita a detenerse, mirar alrededor y disfrutar de lo cotidiano.

Un lugar donde la memoria del barrio convive con la vida diaria, y donde el espíritu de pueblo sigue latiendo, en pleno centro de Barcelona.