La Ronda del Mig ya puede descansar tranquila después de 12 años de taladros neumáticos, excavadoras y operarios trabajando sin descanso en alguno de los más de 11 kilómetros de esta arteria, para muchos una de las grandes cicatrices de Barcelona. Este viernes el Ayuntamiento ha dado por concluidos los trabajos del tramo entre la plaza Lesseps y la calle Escorial, que han costado 12,2 millones de euros y han durado algo más de un año y medio.

“Después de más de diez años, por fin acaba el proceso de transformación de la Ronda del Mig”, ha declarado la teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz. “Tenemos una vía más sostenible y que fomenta una movilidad más humana y pacificada, una lógica que queremos aplicar a otras arterias como la avenida Meridiana”. Sanz también ha agradecido “el esfuerzo de todos los gobiernos municipales” que han participado en el proceso y ha apelado a este consenso para actuar en otras vías.

La remodelación de la Ronda del Mig, que ha ampliado los espacios para peatones y transporte público a costa del vehículo privado, ha logrado reducir el paso de coches por esta arteria. Según los cálculos del Ayuntamiento, entre 2004 y 2017 el tráfico de vehículos ha caído un 30,5% y ha pasado de casi 31.000 vehículos diarios hace trece años a poco más de 21.000 en la actualidad.

Las nuevas aceras miden 5,6 metros y han aumentado el número de pasos de cebra / XFDC



COSTURA DEL DISTRITO DE GRÀCIA

Los más contentos con el fin de las obras (aparte de los comerciantes y vecinos de Travessera de Dalt, que se quitan de encima las vallas y los desvíos), son los habitantes de los barrios de La Salut y la Vila de Gràcia, que siempre habían percibido ese tramo de la Ronda del Mig como una barrera natural. “Es una obra singular que generará tejido y vida comunitaria para el distrito”, ha explicado el regidor de Gràcia, Eloi Badia.

Este tramo de Travessera de Dalt era uno de las grandes obras pendientes para el distrito, que ahora apunta a las calles Príncep d'Astúries y Pi i Margall como siguientes objetivos. Preguntado por la ausencia de carril bici, Badia ha señalado que el proyecto no lo contemplaba y que buscan “alternativas en las calles adyacentes que permitan solucionar el problema de los cruces” en la vía.

Las obras han consistido en la ampliación de las aceras, que ahora miden 5,6 metros de ancho; la reducción de un carril por sentido de circulación, por lo que pasa de ocho a seis carriles (dos para transporte público y cuatro para el resto de vehículos); y se ha renovado el mobiliario urbano y aumentado el número de pasos de cebra que cruzan la calle. La pérdida de plazas de aparcamiento a ambos lados de Travessera se compensa con la apertura de un parking en los jardines Menéndez y Pelayo.

Comparativa entre el proyecto finalizado (izq.) y el anterior (der.) / AJUNTAMENT DE BARCELONA



Otra de las mejoras que se han llevado a cabo ha sido la ampliación de la red de servicios urbanos y la implantación de nuevas redes de recogida neumática de residuos entre Lesseps y Escorial, que están conectados a la central de recogida que hay en la plaza. En octubre del año pasado entraron en servicio los buzones del lado montaña de Travessera y en abril lo hicieron los del lado mar (se han incorporado 66 buzones en 18 puntos, nueve en cada acera).

UNA IDEA CENTENARIA

La Ronda del Mig (que en un principio se llamaba Primer Cinturón, pero que luego se rebautizaría con un nombre más amable), es una idea que empezó a fraguarse a comienzos del siglo XX, cuando el Ayuntamiento de Barcelona convocó un concurso internacional para conectar la zona del Eixample y los pueblos que iba anexionando en su crecimiento imparable, como Horta, Sarrià y Sants. El jurado, del que formaban parte Josep Puig i Cadafalch y Francesc Cambó, eligió el proyecto del francés Léon Jaussely, que fue aprobado en 1907.

El Plan Jaussely nunca se llegó a ejecutar formalmente, pero en las siguientes décadas otros planes urbanísticos se inspirarían en su política urbana, que preveía grandes infraestructuras viarias (rondas, diagonales, paseos marítimos), un sistema de parques y enlaces ferroviarios y estaciones. No fue hasta 1969 que empezaron los trabajos de construcción de la Ronda del Mig y no sería hasta los tiempos de Maragall que cambiaría la concepción de autovía urbana a ronda interior. 

Los primeros avances para remodelar el tramo central se produjeron en 2005, en los últimos coletazos de la era Clos, cuando el Ayuntamiento decidió abrir un proceso de participación para abordar la reforma entre la Via Augusta y la calle Cartagena. Desde entonces, y con tres alcalces más de por medio (Hereu, Trias y Colau), la transformación de la Ronda del Mig se ha hecho por fases a lo largo de más de 10 años: plaza Lesseps (2005-2009); Puig-Reig-Homer (2007-2008); Balmes-Puig-Reig (2008-2010); Via Augusta Mandri (2009-2011); Sardenya-Cartagena (2009-2011); Mandri-Balmes (2013-2015) y finalmente Lesseps-Escorial (2015-2017).

Noticias relacionadas