El sector del taxi barcelonés está en guerra abierta contra Cabify y contra Uber, dos compañías a las que acusan de competencia desleal porque convierte a vehículos particulares en prácticamente un taxi bajo el paraguas de que se trata de vehículos de alquiler sin conductor. Pese a ser mayoritaria, la flota amarilla y negra barcelonesa juega con la desventaja de que no sabe dónde están los coches de Cabify y de Uber (porque no llevan distintivos visibles y se solicitan por internet) y de esta forma dilucidar si están operando o no dentro de la legalidad.
Pero esa ventaja estratégica puede quedar hecha añicos si los taxistas siguen los consejos de un hacker favorable a su causa que ha burlado la seguridad del sistema informático de la aplicación (app) Cabify y ha logrado situar sobre un mapa la ubicación exacta de sus vehículos, una información “vital” en este enfrentamiento, como el propio pirata informático reconoce.
Y como en la guerra todo vale, la Asociación Representativa del Taxista Autónomo (RTA) ha empezado a difundir a través de su página web los consejos del hacker e incluso un link desde el que es posible saber en tiempo real la posición de los vehículos de alta gama con conductor que trabajan para Cabify. “Esta información puede ser muy útil para poder denunciar a coches que trabajan de forma ilegal”, reconocen desde RTA, porque, según la normativa que rige los Vehículos de Turismo con Conductor (VTC) este tipo de automóviles de alquiler con conductor deben estar siempre en su base y no en las inmediaciones de lugares (como estaciones de tren o aeropuertos) donde presuntamente pueden recoger clientes que de forma natural tomarían un taxi convencional.
MERODEADORES EN EL AEROPUERTO DE EL PRAT
En un primer hackeo, el pirata informático ha puesto de manifiesto que en las cercanías de la terminal T2 del aeropuerto de El Prat había el pasado fin de semana 77 unidades de Cabify merodeando, una cifra “que resulta poco creíble que corresponda con los coches que estaban dejando pasajeros”, señala la RTA, “más bien parece que estén esperando para recoger pasajeros y eso es ilegal”, revela el hácker.
En Barcelona, los chóferes de Cabify no están en plantilla sino que que firman un contrato mercantil con la compañía, bien a título individual (como autónomos con sus vehículos particulares) o como propietarios de una licencia VTC, y cobran de la empresa en función de los servicios que prestan, en general con vehículos de alta gama, su principal baza para competir con la flota amarilla y negra.
No obstante, los taxistas barceloneses acusan tanto a Cabify como a Uber de saltarse el reglamento que regula su actividad. Según los profesionales metropolitanos, las dos empresas captan pasajeros en la calle, cuando lo tienen prohibido, e inician los servicios desde cualquier lugar, cuando la ley les obliga a que lo hagan desde la sede fiscal del vehículo. El pirateo de su sistema ha puesto al descubierto dónde está cada coche en cada momento, solo falta contrastar si espera clientes o los desencocha para destapar un posible fraude .
Y solo es el primer paso, porque el hácker ha anunciado una segunda incursión burlando la seguridad informática de la empresa de alquiler de vehículos que puede aportar nueva y reveladora información a los taxistas barceloneses. Más madera, es la guerra.