A principios del 2017, el gobierno de Ada Colau anunció que no implementaría el bus D-30 por la Diagonal. La línea debía conectar Zona Universitària con Diagonal Mar, pero la concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, reservaba ese recorrido por la Diagonal al tranvía. El D-30 era una de las líneas estrella de la nueva red octogonal de buses, que se comenzó a pensar en tiempos del PSC y acabó de definir Xavier Trias. El servicio se debía prestar con buses articulados, de más de 18 metros, de alta capacidad. La estimación de paso era cada cuatro o siete minutos y la previsión era que transportara unas 50.000 personas al día, según la distintas fuentes consultadas.
Este jueves, un año después de la negativa a poner en circulación el D-30, la comisión del tranvía se ha cerrado sin el consenso político para sacar adelante el proyecto, pero los comuns tampoco se plantean cambiar de opinión respecto al D-30 pese a que PDeCAT, Ciutadans y PP reclaman su puesta en marcha inmediata. ERC no se opone. Y el PSC dice que si el proyecto del tranvía no se puede ejecutar, habrá que busca otra solución para conectar los dos extremos de la Diagonal, y el bus es la mejor opción. "No implantar el D-30 es una decisión únicamente política", afirma la regidora del PDeCAT, Francina Vila. El bloqueo de los comuns al D-30 es evidente.
Barcelona en Comú sigue apostando por el tranvía por la Diagonal. Colau todavía tiene la esperanza de que logrará el apoyo necesario antes del 23 de marzo, cuando llevará la conexión del tranvía a votación al pleno municipal, pero la tarea se antoja muy difícil. Todo apunta que PDeCAT, Ciutadans y PP votarán en contra. La CUP, probablemente, también. Los antisistema reclaman "una gestión pública del tranvía en su totalidad", y eso pasa por rescatar la concesión de los dos tram, algo que ni se plantea porque puede costar entre 227 y 440 millones. PSC podrían acabar dando el sí, pero ya se verá. Ante este panorama, la clave la tiene ERC, aunque mucho tienen que cambiar las cosas para que Alfred Bosch vote a favor.
SIN PROYECTO EJECUTIVO
En una reciente entrevista con Metrópoli Abierta, el concejal republicano ya dijo que no había visto el proyecto ejecutivo del tranvía y criticaba que el Ayuntamiento acabe beneficiando a la empresa privada que explota el Trambesòs y Trambaix, ante el incremento de pasajeros que se prevé con la conexión del tranvía. No será hasta el año 2032 que el tranvía volverá en su totalidad a manos públicas.
Lo cierto es que mientras se toma una decisión sobre el tranvía, el D-30 ya podría estar en funcionamiento, y si, finalmente, se apostara por la conexión ferroviaria, retirar el bus. En el peor de los casos podría haber prestado servicio más de dos años, desde 2016, cuando lo quería implantar Trias, hasta la finalización del presente mandato, cuando podría estar listo el proyecto ejecutivo del tranvía, siempre que el próximo mes de marzo se alcance el consenso político.
Según Vila, del PDeCAT, "el proyecto de implatar el D-30 no supondría una gran inversión y podría aportar el conocimiento necesario para saber si la demanda real existente se puede satisfacer con el bus eléctrico". En términos parecidos se ha expresado el concejal de Ciutadans, Koldo Blanco. "Mientras no esté resuelta la continuidad del tranvía, esta línea de bus es necesaria. Sin el D-30, la red ortogonal de bus está incompleta". Pero el PDeCAT tiene claro que los comuns nunca darán el paso por miedo a que el bus D-30 sea "eficiente" y se convierta en otro obstáculo más al tranvía.
MÁS VELOCIDAD COMERCIAL
El PP ya reclamó hace más de un año la puesta en marcha del bus D-30. Para Alberto Fernández no tiene sentido hacer una excepción en la aplicación de la red ortogonal, que destaca, como principales beneficios del bus D-30, "una mayor velocidad comercial, más capacidad y una mayor frecuencia de paso". El concejal popular recuerda que la red ortogonal fue aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos del consistorio. Fernández estimó el año pasado que, aunque el tranvía se conectara por la Diagonal, el D-30 hubiera podido estar en servicio unos cinco años.
El líder del PSC, Jaume Collboni, considera que el D-30 es un proyecto "factible". Collboni es de la opinión que si el tranvía queda en vía muerta, como podría suceder, habrá que buscar una solución para conectar la Zona Universitària con Diagonal Mar por la Diagonal, y los buses articulados son la mejor opción. El concejal socialista ha aprovechado la ocasión para criticar las muchas dificultades que Colau tiene para ponerse de acuerdo con el resto de grupos municipales para ejecutar sus proyectos. "Su intención era cerrar el tema del tranvía durante los primeros 100 días de mandato", ironiza Collboni.
Fuentes de ERC explican que no se oponen a la entrada en funcionamiento de la línea de bus mientras no se concrete que pasa con el tranvía, pero recuerdan "que, al igual que en el tranvía, el gobierno es quien bloquea o impulsa, quien hace o deshace". Y la CUP, de momento, no tiene opinión sobre la puesta en marcha de la línea D-30. Los antisistema toman todas sus decisiones de manera asamblearia, "pero el tema de la línea D-30 por ahora no se ha tratado", afirman fuentes de la CUP.
CGT Y UGT, A FAVOR DEL D-30
El delegado sindical de la CGT y expresidente del comité de empresa de bus de TMB, Saturnino Mercader, afirma que la empresa de transportes dispone de buses articulados que pueden entrar en servicio en cualquier momento. "El diseño de la línea ya está hecho", asegura Mercader, que recuerda que no hay ninguna otra línea de bus que recorra toda la Diagonal. La CGT no es el único sindicato a favor de la implantación de la D-30. Recientemente, UGT Catalunya ha reclamado la puesta en marcha "inmediata" de la línea, para quien es una "absoluta anomalía" que el tranvía, "un transporte público estratégico", esté en manos privadas.