Dani Mòdol, urbanista, arquitecto y exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona (PSC), es muy crítico con el urbanismo táctico del gobierno que lideran Ada Colau y Jaume Collboni. Denuncia que la alcaldesa no tiene un plan y, sobre todo, reprueba la superilla del Poblenou, calificándola del “mayor ridículo urbanístico” de la ciudad.

Dani Mòdol, urbanista y arquitecto, cree que la superilla de Poblenou es una de las peores cosas que le ha pasado a Barcelona / MA

“No debemos confundir pacificar las calles y garantizar la seguridad de los peatones con expulsar los vehículos privados de manera indiscriminada. Y es absurdo hacer experimentos en zonas que no están consolidadas urbanísticamente, que se estaban desarrollando, como el Poblenou. La superilla es el mayor ridículo urbanístico que podía hacer Barcelona”, recalca Mòdol en una entrevista concedida a Metrópoli Abierta.

IMPACTO NEGATIVO

Mòdol asegura que la superilla del Poblenou tiene un impacto muy negativo para el barrio porque “ha frenado el desarrollo de un entorno que estaba en plena expansión, en ebullición”. “Ha parado un motor que teníamos en Barcelona y que funcionaba relativamente bien”, añade el exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona.

En su análisis, Mòdol recalca que “el Ayuntamiento de Barcelona tendría que aclararse cuando habla de superillas”. “Para blanquear su fracaso, llaman superilla a cualquier intervención que tiene que ver con la pacificación de las calles. Es más un ejercicio de marketing político que una realidad urbanística o un problema técnico”, incide el urbanista.

Dani Mòdol posa en Pau Claris / PABLO  MIRANZO (MA)



LA MOVILIDAD DE LOS 90

Mòdol destaca la gestión histórica de la movilidad que en los años 90 y la primera década del siglo XXI hizo el PSC. Por ejemplo, con las zonas 30. “Sin grandes intervenciones, se consiguió reducir la velocidad en muchas calles de Barcelona”, recuerda el exconcejal, partidario de “intervenciones flexibles en la ciudad”.

“Barcelona lleva mucho tiempo sin un modelo urbanístico claro. Hace más de diez años que ha perdido la idea de hacia dónde vamos. Estamos obsesionados con cuestiones globales y hemos sacado del foco las necesidades reales de la ciudad”, agrega Mòdol, quien también advierte de que la trama de l’Eixample no es homogénea cuando se le pregunta por los planes de futuro del gobierno municipal en este distrito barcelonés.

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