La avenida Meridiana está sumida en el caos. La obsesión del gobierno municipal liderado por Ada Colau contra el tráfico privado, se plasma de forma contundente en una de las arterias de Barcelona, donde la movilidad carece de toda fluidez.
El Ayuntamiento ha impulsado la supresión de un carril de circulación, mediante unas obras que se ejecutan entre las confluencias de las calles de Josep Estivill y de Mallorca. Según el consistorio barcelonés, los trabajos que se prevén finalizar en abril del próximo año, también supondrán una "ampliación de la mediana central hasta los 9,50 metros" para incorporar "un nuevo carril bici bidireccional y un parterre longitudinal".
Mientras duran los trabajos en la vía, la imagen es la de un desorden caótico que se acentúa en hora punta. En el tramo afectado por las obras, el tráfico es muy denso y está marcado por las retenciones. Sobre las aceras, bicicletas y patinetes esquivan árboles, farolas, terrazas y peatones, mientras que éstos últimos sienten miedo por ser atropellados.
PELIGRO SOBRE LA ACERA
José es un vecino que vive en la calle de la Industria y frecuenta la avenida Meridiana durante las mañanas, por lo que es testigo de los problemas de movilidad que se suceden en esta transitada vía. "La Meridiana está muy mal por la mañana, sobre todo cuando abren los comercios entre las 9 y las 10", destaca este residente. Respecto a la circulación de bicicletas y patinetes, asegura que "van por cualquier lado" y representan un peligro, en especial éstos últimos. "Me dan más miedo los patinetes que los coches, porque no siguen ninguna norma. El otro día estuvo a punto de atropellarme uno", garantiza.
Encarna, quien reside en la avenida Meridiana desde hace más de 40 años, denuncia el abundante "humo" que le entra por la ventana como consecuencia del denso tráfico existente en el tramo que se encuentra en obras. Esta vecina también lamenta que las bicicletas y los patinetes circulen sobre la acera, con el temor que esto le produce. "Voy con miedo de girarme cualquier día y que me pillen. Tengo 70 años, si me pasa acabo en el hospital", remarca.
Ambos vecinos coinciden en la lentitud con la que se están llevando a cabo las obras y la escasa cifra de trabajadores que se encuentra en ellas, así como en el abundante polvo y ruido que perjudican a los afincados en la avenida.
'DESASTRE, CAOS'
Juan es un barcelonés que hace uso del patinete para ir al trabajo, haciéndose visible con reflectantes y varias luces. Preguntado por la movilidad en la Meridiana, es tajante: "Menudo desastre, esto es un caos".
Como consecuencia de las obras, ha modificado su ruta, tratando de circular lo mínimo posible por la avenida. "Cuando llego al cruce con la calle Mallorca, atajo por este barrio (Camp de l'Arpa del Clot). Aquí puedo ir en buena parte por la calzada", destaca.
CONFLICTO CONSTANTE
Los problemas de convivencia entre las diferentes opciones de movilidad y peatones no se reducen al horario matinal. La hora punta de la tarde, en la que muchos salen de Barcelona, representa atascos en la Meridiana incluso en los tramos donde no se efectúan trabajos. Así sucede a la altura de la estación de Fabra i Puig, donde la afluencia de vehículos es muy elevada. Los planes del consistorio pasan por extender las obras hasta la confluencia de dicha vía con la avenida de Río de Janeiro, lo que podrá complicar más esta salida.
Tal y como pasa con el trayecto entre las confluencias de las calles de Josep Estivill y de Mallorca, peatones, bicicletas y patinetes también se verán afectados por los trabajos. Pero los problemas ya existen. Así lo afirma Marta, una vecina de Sant Andreu que hace uso del servicio de Bicing y rechaza el actual carril sobre la acera. "Muchas tardes utilizo el carril, pero el problema es que va por encima de la acera y tienes que ir esquivando personas que lo invaden".
Roberto, afincado en Barcelona por motivos laborales, explica que va "en patinete al trabajo" porque le resulta el método "más rápido". Indica que prefiere sortear "los problemas con algunos peatones" a optar por coger el autobús, para eludir así los atascos que se producen en la Meridiana "cada día". Berta, quien se desplaza ocasionalmente a pie por la avenida, rechaza a los conductores de patinetes como Roberto. "Ir andando por aquí es un peligro. No vengo muy a menudo, pero ya he tenido varios sustos con los patinetes. No deberían ir por la acera, van muy rápido y son un riesgo para el resto", sentencia.