Las principales asociaciones de taxistas que operan en Barcelona y su área metropolitana han exigido al IMET que permita una ampliación de la antigüedad máxima permitida para los vehículos.

Actualmente, los conductores están obligados a sustituir el taxi a los 10 años desde su adquisición. Mediante esta propuesta, la vida útil de los automóviles se ampliaría dos años más, una normativa que se aplicaría "a todos los vehículos que hayan pasado la pandemia", según han indicado en un comunicado conjunto.

La exigencia llega tras un acuerdo al que llegaron las asociaciones del sector y el IMET para paliar la crisis derivada de la pandemia, pacto que todavía no está publicado y, por lo tanto, no es firme.

EFECTOS DE LA PANDEMIA

Las asociaciones han recordado que, "a pesar de que el sector y la economía va recuperando su actividad", las esperas en la compra de taxis "son de meses" y no garantizan la obtención del vehículo.

Además, han insistido en que los efectos de la crisis del coronavirus siguen afectando al volumen de trabajo de los chóferes, que continúa siendo inferior que antes de la pandemia.

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