Hace casi un mes que la plaza de Francesc Macià de Barcelona parece estar en pausa. Los coches avanzan paulatinamente alrededor de la rotonda, centímetro a centímetro, para cumplir con sus trayectos cotidianos en la Diagonal.
Cuando el tronco central de la avenida más importante de entrada a la ciudad pierde un carril a causa de trabajos de construcción, el caos circulatorio no es ninguna sorpresa.
Lo que ha llevado al hartazgo a los miles de conductores que cruzan diariamente el punto congestionado, según ha podido comprobar Metrópoli, es saber que deberán soportar las afectaciones un año entero. Este es el ánimo de los afectados tras más de veinte mañanas de tráfico: