El metro de Barcelona se prepara para un cambio histórico. Más de 700 máquinas expendedoras de billetes, muchas de ellas obsoletas y sin piezas de recambio, desaparecerán de las estaciones en los próximos meses.
TMB destinará hasta 27,3 millones de euros a la instalación de nuevos terminales, más seguros, modernos y adaptados a las tecnologías actuales.
Máquina de venta del metro de Barcelona con pago contactlesss
Según un informe interno, la mayoría de los equipos actuales funcionan con sistemas operativos caducados, lo que los convierte en un blanco fácil para fraudes y ciberataques. De las 761 máquinas instaladas, apenas 495 siguen en funcionamiento.
Más seguridad y menos averías
La renovación responde a dos necesidades clave: garantizar la seguridad en las transacciones y mejorar la eficiencia operativa.
Los equipos actuales sufren averías constantes y largos periodos de inactividad, con costes de reparación cada vez más elevados.
Máquinas expendedoras de billetes en el metro de Barcelona / TMB
“Los componentes han llegado al final de su vida útil”, reconoce el informe técnico. Además, la red actual no permite añadir nuevas funciones ni responder a las crecientes demandas de digitalización.
Máquinas con Bizum, PayPal y asistencia en tiempo real
Las nuevas expendedoras supondrán un salto tecnológico importante. Permitirá pagar con Bizum, PayPal y otras plataformas digitales, además de emitir tarjetas físicas de la T-mobilitat.
Entre las novedades más llamativas, se incluyen:
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Asistencia por videollamada con personal de TMB.
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Comandos de voz para usuarios con discapacidad visual.
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Un chatbot integrado que ayudará a elegir el título más adecuado según los hábitos de viaje.
Una red cada vez más digital
La sustitución de máquinas forma parte de la estrategia de digitalización de TMB, que busca reducir la dependencia del soporte físico sin perjudicar a los usuarios que prefieren la compra presencial.
El proyecto, con una duración de cinco años, prevé que los nuevos equipos estén completamente operativos en un plazo de 39 meses desde la adjudicación.
Con ello, TMB persigue reforzar la seguridad de los pagos, mejorar la experiencia del viajero y adaptarse a un sistema cada vez más conectado.