Después de 19 años, 39 familias de la Trinitat Nova han recibido (por fin) las llaves de sus hogares de protección oficial. Atrás quedan las reubicaciones, los postes que apuntalaban sus viviendas y las paredes que se carcomían solas. El proceso de realojamiento, tras la gran remodelación del barrio, ha terminado, pero no todo es oro lo que reluce. La millonaria inversión (más de 115 millones de euros públicos), no ha servido para subsanar las angustias vecinales.
A un centenar de las 829 familias realojadas les ha sobrevenido un frente por donde menos lo esperaban: los impuestos. Tal como denuncia Catalina Villanueva desde la Asociación de Vecinos de Trinitat Nova, la administración les ha “obligado a pagar” el IVA y las plusvalías de los pisos. Tributos “indebidos”, que, denuncia, estaban “exentos” de ingresar a las arcas municipales, según se hace referencia en el convenio que firmó su asociación con el Incasòl y el Ayuntamiento.
El proceso de realojo ha sido “largo y difícil”, ha admitido la regidora del Distrito de Nou Barris, Janet Sanz. Desde que en 1996 empezaron las negociaciones para dar a los vecinos unas condiciones dignas, muchos de ellos han tenido que vivir, hasta día de hoy, entre barrotes de obra. “Hay compañeros que, por desgracia, ya no están”, les ha reprochado a las autoridades el también miembro de la AV Trinitat Nova, Ramón Casas. La espera se les hizo demasiado larga.
HIPOTECAS PARA PAGAR LA PLUSVALÍA
Según señala Casas, el camino ha sido de lucha, paciencia y angustia. “Los años que llevamos de retraso han provocado que algunas personas mayores tengan que estar pagando ahora una hipoteca, cuando ya tenían sus casas más que pagadas”, incide. Y ahora algunas han tenido que hacer malabares para pagar los impuestos que les reclama el consistorio. Villanueva explica que “está mañana [jueves], hemos visto a algunos vecinos pidiendo hipotecas de entre 3.000 y 5.000 euros para pagar el IVA y las plusvalías”.
Tal como defiende la activista vecinal, estos impuestos quedaban anulados con el convenio que firmaron hace años. Pero los vecinos realojados de la anterior fase ya los tuvieron que pagar. “Aún esperan que el Ayuntamiento les devuelva el dinero”, denuncia Villanueva. “Ahora nos piden que lo ingresemos y que ya nos lo devolverán, ¿pero cómo lo vamos a ingresar si aquí hay gente que cobra 600 euros al mes?”, cuestiona.
POCAS ESPERANZAS
Tal como ha prometido públicamente Janet Sanz, en unas semanas se reunirá con los afectados en una comisión extraordinaria. Un encuentro sobre el que Villanueva no tiene muchas esperanzas: “Hasta ahora toda la documentación que les hemos entregado se la han pasado por la chaqueta”. “Me parece un robo tan descarado...”, denuncia.
Dentro de unos meses, las grúas y las retroexcavadoras acabaran con su pasado. El 'desarrollismo' franquista y los bloques afectados por la aluminosis y la carbonatación serán lo que en realidad siempre han sido: escombros. Entre ellos, los vecinos esperan que la administración termine de enjardinar la superficie de 70.000 metros cuadrados de zona verde. Que la “dignifiquen”, como ellos dignificaron socialmente su barrio. De hecho, la misma consellera de Governació de la Generalitat de Catalunya, Meritxell Borràs, ha reconocido su constancia y ha agradecido la participación que han llevado a cabo, “incluso en el diseño de las viviendas”. La Trinitat Nova renace, pero sus problemas, sin embargo, mutan.