Hay 700 fichados en toda Catalunya y 200 en Barcelona. Funcionan con el sol y un gnomon, es decir, la aguja que arroja sombra en un reloj de sol. Los protagonistas son algunos relojes solares de Nou Barris.
El reloj más sofisticado y sutil se encuentra en la plaza de Virrei Amat y forma parte del mobiliario urbanístico. El secreto está en la fuente. Un elemento inspirado en el personaje principal de una ópera de Mozart, el sabio Zoroastro. Una pieza que se diseñó junto con otros personajes de la misma obra: Paparegeno (una papelera) y las damas de la noche (tres tiestos) que se encuentran repartidos en distintos parques de la ciudad. Lo más curioso de esta fuente, es la ausencia del gnomon, ya que es el mismo surtidor el que funciona como aguja. Cada vez que se presiona el botón para que salga agua, la sombra del agua proyecta la hora solar sobre el anillo de metal que es el recipiente. Una fuente con arte que encargó el ayuntamiento de Barcelona a la empresa de inmobiliario urbano Escofet.
Desde esta plaza Virrei Amat se puede tomar la calle Pi i Molist, dedicada al creador del primer hospital mental de Barcelona. En el número 17 de la calle se encuentra un reloj de sol en la fachada de una casa de color salmón que data del siglo XVIII, justo en el cruce del antiguo camino que unía Sant Andreu con Horta. Este reloj oval solo indica las horas comprendidas entre las cuatro de la madrugada y las doce del mediodía y está pintado con la técnica del esgrafiado en cinco capas. Un modo artístico asociado a los años de esplendor de la burguesía catalana. Los motivos vegetales están pintados de color blanco, el sol en amarillo, las frutas de color rojo, y la base del dibujo, de tonos grises. En el cuadrante derecho se puede leer el lema: 'el cel es ma regla', que significa 'el cielo me guía' y en la izquierda, indica las horas en números romanos.
CAN VERDAGUER
Siguiendo lo que fue el camino antiguo a Sant Andreu, se llega a dos de las siete masías en pie que aún quedan en Nou Barris: Can Verdaguer y Can Valent. La primera data del siglo XVI y en 2013 se reconvirtió en centro cívico. Una masia que llama la atención porque ha permanecido prácticamente aislada de la construcción de bloques que la rodean y por el color blanco de la fachada. El equipamiento ha mantenido los dos relojes solares que se encuentran en la fachada frontal y lateral izquierda de la construcción. El más vistoso está situado sobre la puerta principal, la numeración es de tipo románica y marca desde las cinco de la mañana hasta las tres de la tarde. El segundo reloj pasa desapercibido porque se encuentra en un pequeño montículo de la fachada lateral y solo representa las 12 horas del mediodía solar. El carácter numérico original era arábigo.
CAN VALENT
Y a pocos metros, se sitúa Can Valent. La masia peor tratada del distrito. La que fuera propiedad de Mariano Picó i Saleta en el siglo XIX, hoy está abandonada y tapiada. El archivo histórico guarda la llave original de la casa, el único objeto que han podido salvar de la masia después de ser asaltada en varias ocasiones. “El ayuntamiento la expropió sin tener previsión de que qué hacer con ella”, explica Jordi Sonchez, miembro del archivo histórico de Roquetes a Metrópoli Abierta. “No entiendo cómo dieron el permiso para hacer un huerto que toca con la pared de la masia que se derrumbará en cualquier momento”, declara Sànchez señalando el huerto urbano que crece al lado.
Al reloj de Can Valent ya no se aprecian las marcas horarias ni rastro de decoración. Pese a que la masia está incluida en el catálogo de Patrimoni Arquitectònic Historicoartístic de la ciudad, su estado es lamentable.
Sin embargo, el grupo del archivo histórico no se da por vencido con el patrimonio gnomónico y crearon un reloj solar de otro tipo que hoy se puede contemplar en la plaza Sóller. Se trata de un reloj analemático pintado en el suelo que indica las horas según los meses del año. En este punto, se acaba el paseo de los relojes solares de Nou Barris.
LEMAS
Los lemas, leyendas o citas acompañan habitualmente a los relojes de sol. Normalmente, hacen referencia al paso del tiempo, a la luz del sol, a la muerte o a la vida, desde una perspectiva religiosa, filosófica o propia de la tradición popular y están escritas en diferentes idiomas: francés, catalán, castellano, alemán, etc., aunque la mayoría, se escribieron en latín.