En la calle de la Maladeta del barrio de Porta (Nou Barris) hay desde hace 40 años un solar de 2.000 metros cuadrados abandonado. Los terrenos son de titularidad privada, y pertenecen a varias promotoras, entre ellas la inmobiliaria Núñez y Navarro. Hace más de 10 años los vecinos de la zona ocuparon una parte de los terrenos para cultivar hortalizas y evitar así la especulación, y a día de hoy, es un huerto urbano de alrededor de 900 metros cuadrados del que hasta el propio Ayuntamiento de Barcelona hace gala en su web municipal.
Pero el vecindario está harto de ver este espacio infrautilizado y ha unido fuerzas para solicitar al Ayuntamiento, una vez más, que adquiera el descampado. Así, la Asociación de Vecinos de Porta (AAVV Porta) y la Escola Splai —ubicada en la calle de la Maladeta— se han aliado para escribir un manifiesto donde instan al consistorio a convertir el espacio en un equipamiento municipal, antes de que se acabe convirtiendo en pisos. De este modo, matarían dos pájaros de un tiro: se daría uso a este solar que la asociación de vecinos viene reclamando desde hace más de 20 años, y a su vez, la escuela dispondría de un gimnasio y una sala de actos, de los que ahora carece.
PROPUESTA ATRACTIVA
“Históricamente hemos solicitado que se convierta en un corredor verde, pero siempre se ha rechazado por la inversión que supondría hacer en un barrio como Porta”, explica a Metrópoli Abierta Agustín Martínez, presidente de la AAVV Porta. Por ello, ahora los vecinos han optado por una propuesta que creen que puede resultar más atractiva al consistorio, ya que están convencidos de que el dinero que se invirtiese en la construcción del equipamiento reportaría grandes beneficios al barrio.
BARRIO DORMITORIO
“Este barrio fue utilizado en su día para almacenar personas que fueran mano de obra y no se tuvieron nada en cuenta las necesidades de la zona, como sería la oferta cultural”, indica el presidente de la asociación. Martínez opina que en Nou Barris, y concretamente en Porta, hay una “carencia total” de oferta cultural y esto serviría para afianzar a la gente joven en el barrio, evitando que se fuese por falta de servicios. “Sería una forma de rejuvenecer Porta a través de las escuelas, haciendo que la gente se sienta bien trayendo a sus hijos aquí”, señala.
Marta Plaza, directora de la Escola Splai, coincide con él. “Nou Barris es como un barrio dormitorio, como no hay ambiente cultural, la gente no viene aquí para nada. Aquí el motor de la convivencia son las escuelas y en ellas tenemos niños de nacionalidades distintas, y en ese sentido, las actividades deportivas y culturales suman, porque crean vínculos”, explica. Por ello, sostiene que ofrecer equipamientos e invertir en la infancia es fundamental, porque el fomento de las relaciones vecinales previene posibles problemas futuros de discriminación.
GIMNASIO DE LA ESCUELA
Del mismo modo que la AAVV lleva sobre sus espaldas un largo recorrido luchando para dotar de mayor utilidad a los terrenos, la escuela también arrastra una problemática desde hace años: carece de gimnasio, así como de un lugar para desempeñar actividades artísticas como la danza o el teatro.
El problema se remonta a los años 80, cuando se inauguró el edificio que acoge el colegio a día de hoy. Los planos contemplaban la construcción de un espacio cubierto que haría de gimnasio, pero nunca se llegó a llevar a cabo, y ahora la Escola Splai es una de las pocas de Barcelona que no cuenta con uno. La comunidad educativa del centro ha reclamado su construcción en innumerables ocasiones y en 2005 parecía que iban a lograrlo, porque se elaboraron los planos de construcción y se incluyó en el Programa d’Actuació Municipal (PAM), pero finalmente no se cumplió.
Así las cosas, cuando llueve los niños no pueden desarrollar las actividades de educación física que corresponden y las lecciones tienen que adaptarse para poder ser realizadas en una pequeña sala de psicomotricidad. El centro tampoco dispone de un espacio adecuado para desempeñar actividades artísticas, por lo que cada vez que tienen que interpretar una obra de teatro o llevar a cabo algún tipo de actividad que requiera agrupar a los 230 alumnos del centro, deben buscar fórmulas alternativas. A veces optan por dividirlos en grupos más reducidos, otras por adaptar el comedor del centro para reunirlos (quitando mesas y sillas), y en algunas ocasiones, solicitan que se les ceda algún espacio. Cuando quieren hacer un concierto, por ejemplo, piden permiso a una iglesia del barrio para poder hacerlo allí.
ESPACIO POLIVALENTE
La idea de la asociación de vecinos y la escuela es que se haga un proceso participativo para decidir el uso del espacio, pero ellos ya tienen clara su propuesta. Consiste en la construcción de un espacio polivalente que acabaría con la problemática de la escuela, y a su vez, con la histórica reivindicación vecinal. “El equipamiento sería para el colegio durante el horario lectivo y el resto de horas, a partir de las 16.30, que es cuando se acaban las lecciones, sería para el uso del vecindario”, explica a este medio la directora de la Escola Splai.
PRÓXIMAS ACCIONES
Por el momento ya se han adherido al manifiesto 300 entidades educativas y culturales, y ahora han abierto la adherencia al documento a individuos particulares. En un par de meses, cuando hayan recogido unas cuantas más, se lo enviarán al Ayuntamiento. Mientras tanto, ya han ideado otra acción para visibilizar su reivindicación, y según apuntan desde el colegio, es una especie de manifestación educativa. Los alumnos del Splai han hecho unos dibujos que muestran cómo se imaginan que sería este espacio y los colgarán en las verjas de los huertos de la Maladeta. Además, la escuela tiene previsto que los próximos trabajos de catalán, castellano e inglés giren entorno a esta temática y elaborarán un vídeo con ellos. En la misma línea, harán una revista pidiendo que se lleve e término el espacio polivalente. Una vez elaborado todo el material, se lo enviarán a las autoridades para que sean conscientes de cuál es su realidad y hagan caso a sus reivindicaciones.