Luces y sombras en el caro proyecto de un nuevo mirador en la zona más alta de Torre Baró. El Ayuntamiento de Barcelona ha dado luz verde a la remodelación del ámbito ubicado entre las calles de Sant Feliu de Codines y de Prats de Rei y destinará 713.854 euros. Una gran inversión que los vecinos reciben con alegría, aunque algunos creen que hay temas más urgentes a tratar en el barrio.
Así lo han explicado desde la Asociación de Vecinos a Metrópoli. La junta afirma que la primera reacción ante la presentación del proyecto por parte del consistorio no fue del todo positiva. Aún así, insisten: "Todo lo que venga a sumar siempre se va a recibir con buenos ojos".
Mallas en la montaña
Con apenas 3.000 habitantes, Torre Baró se alza en lo alto de Barcelona con fuertes pendientes para acceder a él y casas humildes autoconstruidas desde hace años que sobreviven al paso del tiempo. La accesibilidad a la zona es complicada y los desprendimientos de la montaña preocupan a sus residentes: "Cuando se nos presentó el proyecto del mirador pusimos el ejemplo de instalar mallas en toda la montaña". Piedras que, dicen, caen por todo el barrio.
Aún así, el mirador, que supondrá la pérdida de plazas de aparcamiento, continúa adelante. Un espacio más que se suma al ya existente a los pies del castillo de Torre Baró que se rehabilitó con 60.000 euros en abril.
"No conectará"
Desde la Asociación de Vecinos celebran que el Ayuntamiento de Barcelona se esfuerce en mejorar el barrio: "Nosotros estamos contentos de que lo hagan más bonito y accesible. Tenemos ganas".
Sin embargo, el mirador no tendrá acceso por la calle de Sant Feliu de Codines: "Solo se podrá ir desde la parte alta y no conectará las dos zonas. Es una pena que esta petición se canalice como una fase dos que sabemos perfectamente que nunca llegará".
Asfaltado y botellones
A este punto negativo se suman otras quejas vecinales transmitidas a este medio: la mayoría de las calles no están asfaltadas y la naturaleza crece sin ningún tipo de control, llenando algunas partes del barrio de hierbajos y matojos entre los que se esconden animales salvajes como serpientes.
Otros residentes lamentan, además, que los miradores se creen con un fin turístico que solo atrae a gente joven que "va a hacer botellón y a ensuciarlo todo".
Mirador
El espacio que ocupará el proyecto es, actualmente, un descampado de unos 2.000 metros cuadrados utilizado como aparcamiento libre. Cuenta con una capacidad para una veintena de vehículos, pero su estabilidad está amenazada por la erosión.
El futuro mirador será una zona libre con vegetación. Dentro del mirador, al que se accederá con una secuencia de escalera accesible, se crearán unas pequeñas plazas delimitadas por parterres. Además, se implementará un muro de contención verde.
Nuevo aparcamiento
El proyecto prevé compensar la pérdida de estacionamiento por la creación del mirador, así como por las obras que se llevarán a cabo en la calle de Prats de Rei, que se convertirá en una vía de plataforma única donde estará prohibido estacionar. Un tramo de esta calle se ampliará para obtener una docena de plazas de aparcamiento en batería.
Esta solución también facilitará que los vehículos de emergencia puedan acceder sin problemas a la calle de Prats de Rei en caso de necesidad, después de que los vecinos expresaran su preocupación a causa del escaso ancho de la calle con su configuración actual.