La vida, a veces, puede resultar caprichosa. Gerardo Pisarello afirmaba hace dos años que no tenía grandes aspiraciones políticas, pero asumió el cargo de primer teniente de alcalde tras la victoria de Barcelona en Comú. Ahora,con Ada Colau ausente por maternidad, Pisarello sólo será alcalde accidental en momentos puntuales. Este viernes presidirá el pleno municipal.
Hijo de un miembro de Unión Cívica Radical desaparecido durante la dictadura militar argentina, Pisarello (Tucumán, 1970) se instaló en la capital catalana en 2001 y es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona.
Hombre de confianza de Ada Colau, no es una persona de trato afable ni tiene el don de masas de la líder de los comunes. Al contrario. Ha protagonizado ya algunos episodios que le desacreditan como representante de una ciudad que presume de ser abierta y cosmopolita.
Recientemente, Pisarello indignó a la oposición con sus malas formas, con su desprecio a Sònia Recasens, la portavoz del grupo Demòcrata. Su “siga, siga hablando, yo estoy haciendo otras cosas”, mientras consultaba su teléfono móvil durante una comisión municipal, retrató al primer teniente de alcalde y responsable de Economía.
Pisarello también alcanzó notoriedad cuando retiró el busto del rey Juan Carlos I del salón de plenos del Ayuntamiento y tras mediar entre Alberto Fernández Díaz y Alfred Bosch, en plena guerra de banderas, durante el pregón de las fiestas de la Mercè de 2015. Su reproche al líder popular molestó a algunos ciudadanos, que crearon el hastag #PisarelloDimisión.
El hombre de confianza de Colau soliviantó a simpatizantes del PP y, un año más tarde, indignó a personas del otro extremo, algunas de su partido, cuando presumió de la exposición Franco, Victoria y República, impunidad y espacio urbano, que se instaló en el Born. La estatua de Franco acabó destrozada y, poco después, retirada, tras un espectáculo dantesco en Ciutat Vella.
Pisarello no es una figura mediática. Al contrario. Se mueve mejor en la sombra, maniobrando sin hacer mucho ruido y moviendo algunos hilos peligrosos. En su entorno, donde tanto presumen de transparencia y justicia, nadie rechistó tras el fichaje de su pareja, Vanesa Valiño, como asesora de la Concejalía de Vivienda. Así, todo queda en casa.