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Un usuario de patinete en Barcelona / EFE

Un usuario de patinete en Barcelona / EFE

Opinión

Libertinaje de patinetes y bicis

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El último informe del RACC pone negro sobre blanco la impunidad en la vía pública. Los conductores de vehículos de cuatro ruedas vivimos con las multas como espada de Damocles. Hay que controlar el tráfico rodado y me parece bien.

Pero, sí los conductores de coches hemos de respetar los límites de velocidad, no saltarse los semáforos, no invadir las aceras, no circular en dirección prohibida, no hacer cambios de sentido en medio de la vía pública, dejar paso a los peatones en los pasos de cebra y aparcar en los sitios previstos y por el tiempo marcado…. ¿por qué el resto de vehículos están exentos?

Me dirán que exagero. Pero según el RACC los patinetes se saltan los semáforos en rojo -26%- o circulan en contra dirección -13%-. Las bicicletas seguro que no les van a la zaga.

Además, tanto bicis como patinetes son vehículos o peatones sin solución de continuidad. Un patinete puede adelantar a un coche por la derecha y al llegar a un paso cebra cortarle el paso porque su conductor ha decidido utilizarlo como peatón.

¿Y las motos? Aparcan en las aceras como si fueran su finca particular. ¿Se imaginan un coche encima de la acera? Duraría sin multa o sin grúa menos que un caramelo a la puerta de un colegio. ¿Se imaginan un coche cambiando de carril en un zig-zag constante? Pues eso. Y que decir ¿cuándo un enjambre de motos te asedia por los cuatro costados sin un mínima distancia de seguridad?

Del guion de hierro de los coches se pasa al libertinaje de patinetes y ciclistas. Las motos también se someten en parte al reglamento de conducción aunque tienen barra libre en el aparcamiento. Esto genera inseguridad a los conductores y a los viandantes. Sin embargo, la policía mira para otro lado y nadie se pone en serio. Como decía hace unos días Enric Sierra en La Vanguardia “el problema se ha agravado por la tolerancia policial y por los discursos políticos protectores de esta manera incívica de moverse”. Gran artículo por cierto.

Me encantó leer su artículo porque como conductor padezco la inseguridad y veo la tolerancia policial. No estoy en contra de los carriles para vehículos de dos ruedas pero es frustrante ver como patinetes y bicicletas se los pasan por el forro de sálvese sea la parte y se enfrentan cuando se les recrimina su comportamiento.

Es increíble como en los cruces ves como se saltan los semáforos como si no existieran y como utilizan el espacio público -aceras y calles- como una finca de su propiedad. ¿Casco? Algunos. ¿Límite de velocidad? ¿Y eso que es?, dirán algunos que no lo usan ni de broma. Y que me dicen de ir a 30 km/h como marca el límite en algunas calles y ver como te adelantan sin rubor.

La DGT se debería poner las pilas regulando el acceso a estos vehículos -con unos mínimos de enseñanzas del reglamento- pero el ayuntamiento también.

El celo de la Guardia Urbana en poner orden en el caos del tráfico de Barcelona debería ir más allá de los malos, malísimos, conductores de vehículos de cuatro ruedas.

También patinetes, bicicletas y motos deberían adaptarse a la densa realidad de nuestras calles y vías. Se deben a la seguridad como los conductores de coches. Cierto que no contaminan -motos excluidas- pero no pueden considerarse exentos de respeto cívico. Y si no cumplen, como los conductores de cuatro ruedas la sanción debe aplicarse. Y pagarse, como hacemos todos.

En este artículo semanal he puesto el grito en el cielo en más de una ocasión con este tema. Con escaso éxito. Solo pido, encarecidamente, a Jaume Collboni y a Laia Bonet que dediquen atención a este tema.

El incivismo y la inseguridad van en dos ruedas. Si ahora el RACC nos dice que el 26% se salta semáforos y el 13% va en contra dirección, de qué estaremos hablando cuando el número de patinetes y bicicletas se duplique.

En 2024, los patinetes registraron 400 accidentes y 14 muertos. Uno de cada cuatro en Cataluña. Pongamos remedio a tiempo para no tener que lamentarlo.