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Dos trenes de Rodalies EUROPA PRESS

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Opinión

El crecimiento de la Gran Barcelona: todo depende del tren

"Hoy hay tecnología para conocer qué se puede implementar en el territorio. Lo que se necesita es un esfuerzo colectivo y voluntad política, con la colaboración de partidos de distinto signo. Y eso es lo que no se percibe en el horizonte"

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La tecnología puede ser positiva. Sí, puede ser. Hay que tener prevenciones, porque no siempre ha mejorado la vida de las personas. Pero en este caso hay que aplaudir. El llamado gemelo digital, una simulación de Aretian, la compañía del urbanista Ramón Gras, ha identificado las zonas de la Gran Barcelona que, todavía, pueden crecer y permitir una mejor calidad de vida.

Como los análisis de zona, cuando los inversores miran qué comercios y servicios se desarrollan en un determinado barrio –tal vez no lo hacen tan bien, vista la proliferación de tiendas de un mismo sector en algunas calles del centro de la ciudad–, el gemelo digital es la mejor herramienta de la que disponen los ayuntamientos para ver qué deben hacer en los próximos años.

El sentido común dice, en todo caso, que ciudades como L’Hospitalet o Santa Coloma de Gramenet, no pueden absorber mucha más población. La densidad de esas urbes metropolitanas es de las mayores de Europa.

Pero sí podemos ayudarnos del llamado Barcelona Metropolitan Digital Twin de Aretian para identificar las zonas en el área metropolitana que pueden ‘salvar’ Barcelona.

La región metropolitana, el verdadero motor económico de Catalunya, puede acoger hasta 86.000 viviendas. Barcelona necesita muchas más, pero esa posibilidad que se abre en municipios como Sant Cugat, Sant Celoni, Sitges, Vilanova i la Geltrú o Tordera aliviaría mucho la situación.

Parece claro qué ha fallado en Catalunya en los últimos quince años: la planificación del territorio. No se ha pensado en la inmigración, en el equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad. Y, principalmente, no ha habido la inversión necesaria para ensanchar las conexiones ferroviarias.Porque el transporte es la gran asignatura pendiente de toda la comunidad autónoma, y que perjudica, en especial, a la región metropolitana de Barcelona.

Ni se quiere ni se puede vivir concentrados en un pequeño territorio. La densidad –y se nota mucho en los últimos tres años– provoca un enorme malestar. Gente de mal humor, porque choca al caminar con otros peatones, que, en muchos casos, son turistas o locales apresurados e indignados. Los vagones del metro nunca han estado tan saturados, también los autobuses. Hay más gente y los servicios no se han incrementado. Es difícil vivir en ciudades tan concentradas como Barcelona o L’Hospitalet.

Pero para tomar una decisión importante –que podría ser muy satisfactoria–, como es la de comprar o alquilar una vivienda a 40 kilómetros o 60 kilómetros, hay que tener una cierta seguridad sobre el transporte que se podrá tomar. Y no puede ser el vehículo privado, porque entonces las entradas y salidas de la ciudad serán todavía más complicadas, además del perjuicio al medio ambiente.

Lo que pone en evidencia el gemelo digital es que todos los esfuerzos se deberían concentrar en la mejora sustancial de Rodalies. La inversión hoy es real, y se ejecuta. Pero existe el temor de que no se consolide o que no se mantenga en el tiempo.

Con conexiones seguras, se podría tomar esa decisión con tranquilidad. Vivir mejor y con precios asequibles en la región metropolitana.

Y la propia dinámica económica llevaría a generar otros centros de crecimiento, más allá de Barcelona. Y eso, por tanto, crearía un círculo virtuoso que permitiría reequilibrar el territorio. Catalunya se puede considerar un territorio pequeño, pero, en realidad, está muy mal aprovechado.

Hoy hay tecnología para conocer qué se puede implementar en ese territorio. Lo que se necesita es un esfuerzo colectivo y voluntad política, con la colaboración de partidos de distinto signo. Y eso es lo que no se percibe en el horizonte.