Como residente en Barcelona y usuario de la zona verde de aparcamiento disfruto de rebajas para aparcar en mi barrio. No soy muy ducho en las nuevas tecnologías y me he limitado siempre a aprender que con un euro y mi tarjeta de residente tenía derecho a aparcar en una zona verde de mi barrio durante seis días laborales.
Hace unos días, recién entrados en el nuevo año, al anochecer, intenté realizar la operación que había repetido tantas veces pero la máquina expendedora de tíquets instalada debajo de mi casa no me lo permitió. Introducía la tarjeta, la máquina me identificaba pero cuando intentaba dejar caer el euro por la ranura de siempre no podía hacerlo porque estaba bloqueada. Como esa máquina ya me había producido algunos problemas con anterioridad me desplacé hasta otra que está una calle más abajo pero tropecé con el mismo problema. Por más que lo intenté, no hubo manera. Me fui a dormir intranquilo porque al día siguiente caducaba mi tíquet y ya me veía con una sanción encima.
Por la mañana probé de nuevo. Y nada. Cuando ya estaba dispuesto a pagar como un usuario no residente para ganar unos horas de tiempo, apareció una trabajadora del servicio de control del aparcamiento de vehículos. La retuve y le conté mis penas. Lo que me explicó que dejó boquiabierto. Puedo aparcar gratis todo 2018 en las zonas verdes de mi barrio como premio porque durante todo el ejercicio 2017 no me pusieron ninguna sanción por estacionamiento indebido.
Me lo tuvo que repetir varias veces hasta asegurarme de que lo había entendido bien y que no me tomaba el pelo. Me pidió que pusiera la tarjeta de residente en la máquina expendedora y que le dijera hasta qué día quería tener un nuevo tíquet. Tecleando un botón fue pasando días hasta que, cansada de ver que yo estaba desconcertado, se detuvo en el mes de febrero. “¿Y así podría seguir tecleando hasta el 31 de diciembre?”, acerté a preguntarle. Me contestó que SÍ pero que sería mejor que lo hiciera a través de la nueva app.
Llegados a este punto consideré que ya había aprendido bastante en un solo día y dejé lo de la app para más adelante.
Me fui raudo a comentar con la familia el regalo que nos ha hecho el ayuntamiento de Ada Colau. Una buena noticia para empezar el año aunque, llamadme pejiguera, me habría gustado que alguien me hubiese advertido de la existencia de esa compensación a los residentes que cumplen con las normas de aparcamiento en la ciudad.
Igual es que lo explica en la app esa.
Tengo que mirarlo.