José Manuel Entrecanales es el presidente ejecutivo de Acciona. La empresa la heredó de su padre y la ha convertido en lo que desde la empresa se define como “una compañía global de infraestructuras, energía y servicios de agua”. Entrecanales siempre ha aspirado a ser un referente y ha jugado fuerte, como cuando en 2007 tomó el 25% de Endesa y se convirtió en presidente de la compañía. Dos años después hizo caja y vendió su participación en la eléctrica. Autoproclamado líder de la economía verde, Entrecanales presume de tener 40.000 trabajadores en todo el mundo. 40.000 menos 500 trabajadores que prestan sus servicios en Nissan. El contrato con la automovilística finaliza dentro de unos meses, pero Entrecanales se apresta a cerrar el chiringuito.
No parece incumbirle el asunto al presidente ejecutivo de Acciona. Tampoco le incumbió el asunto cuando en 2012 el congreso de la Empresa Familiar se celebró en Barcelona en plena fiebre independentista. Entrecanales agitó las aguas presentándolo como “un congreso de alta tensión por la deriva nacionalista”, se puede leer en la prensa de aquellos días. Se rumoreaba un duro comunicado contra el presidente Mas. Al final, agua de borrajas. Ni duro comunicado, ni el tema de la secesión se trató. Entrecanales puso sordina. ¿Qué paso? Nadie lo sabe.
Ahora también. Cuando el Govern está trabajando para poner en marcha un proyecto de dinamización en la Zona Franca no solo para asegurar fondos europeos que finalicen en la construcción de un cluster tecnológico que apuntale a empresas como Nissan, sino que también alumbre un centro de investigación para la industria del automóvil en cambio constante; cuando hasta Nissan atiende a nuevas posibilidades de futuro retrasando su cierre un año más y no descarta participar en algún proyecto; y cuando los sindicatos han mostrado que están dispuestos a negociar salidas de futuro; Acciona se pone de perfil y Entrecanales anuncia un Expediente de Regulación para más de 500 trabajadores. Un mazazo sin duda para la compleja telaraña que se teje para salvar a Nissan y convertir a Cataluña en un referente internacional tecnológico para la industria del coche del futuro. Una telaraña que participa los gobiernos de España y Cataluña, los empresarios, el sector auxiliar del automóvil, SEAT y la propia Nissan, además de sectores con alto valor añadido en el campo tecnológico. Todos, menos la Acciona de Entrecanales.
“La compañía global en infraestructuras, energía y servicios de agua”, da un vergonzante paso atrás. Qué más le da a una compañía global que 500 personas se queden al pairo y, seguramente, participar en un proyecto de futuro no le debe ser lo suficientemente interesante para hacer caja. A la compañía global le falta la energía necesaria. Y del agua, que podemos decir, más allá de su paso por la ATLL, contrato que se adjudicó cuando el gobierno de Mas estaba saliendo por la puerta de atrás. Solo un detalle, la adjudicación a Acciona se produjo en paralelo a la celebración del Congreso del Instituto de la Empresa Familiar. La adjudicación hizo aguas, nunca mejor dicho, y fue anulada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
La pregunta es si alguien reclamará explicaciones al presidente ejecutivo de Acciona. Entrecanales debería explicar el porqué de su salida a la carrera de Nissan. Está mucho en juego. El empleo para miles de familias y un proyecto de futuro para Barcelona y para Cataluña y, en consecuencia, para España. Sacar pecho como modelo de empresa no sirve para nada cuando se queda en evidencia. Y su papel en Nissan así remacha el papelón de Acciona, un papelón constante de Entrecanales en Cataluña.