La alcaldesa Ada Colau ha abierto una guerra. Otra más, cabría decir. En el acto de entrega del Premio de la Fundación Barcelona Comercio, la alcaldesa animó el boicot contra Amazon para apoyar al comercio local. Colau animó a los barceloneses a no comprar “en Amazon ni en grandes plataformas que no solo no tributan, sino que no aportan ningún valor añadido a la ciudad”. Sus palabras resonaron y provocaron gran estrépito. Rápidamente la multinacional respondió poniendo en valor su actividad, PIMEC aplaudió a la alcaldesa porque mientras los comercios “tienen que estar cerrados (o abiertos sin vender), el gigante de la venta online Amazon multiplica sus ofertas y ventas, aprovechando la pandemia y las restricciones que tiene la población". Foment del Treball salió criticándola duramente por considerar su comentario como “impropio, inadecuado y populista” que atenta contra “la libertad de elección de los consumidores”.

Al final del comunicado de Foment se puede leer: “un gobernante tiene que plantear soluciones maduras y solventes y no planteamientos primarios orientados al boicot”, recordando a la alcaldesa que es “la menos indicada para plantear el boicot” porque “convirtió Barcelona en la capital del top manta en detrimento del pequeño y mediano comercio de proximidad". Aquí está la clave del debate.

Ciertamente Amazon no tributa en casa. Sus beneficios se diluyen en un entramado financiero de la multinacional y su compromiso con el territorio donde opera es casi nulo. Aquí la alcaldesa tiene razón. Sin embargo, Amazon da empleo a centenares de personas en Cataluña que trabajan en sus centros de distribución, y muchas pymes han encontrado en Amazon una esperanza a la caída de sus ventas. Aquí la alcaldesa patinó.

Por si fuera poco, las dos patronales catalanas se han enzarzado en la polémica. Pimec apoyando a Colau, ¡quién lo diría! Y Foment, criticando que la responsable municipal llame al boicot. La pregunta es: ¿Es necesario dar apoyo al comercio local? ¿Hay que llamar a consumir en el comercio local que languidece con la pandemia? Sí a los dos interrogantes, pero hay un tercero. ¿Apoyar al comercio local implica impulsar el boicot a Amazon?

Es una estrategia fallida en sí misma, y denota la falta de un plan para la ciudad. En el comercio y en tantos temas. Es fallida porque es infantil pensar que tras las palabras de Colau, los barceloneses dejarán de comprar en Amazon. El ardor guerrero demostrado por la alcaldesa en defensa del comercio local llega tarde y mal, porque el sector ha sido ninguneado por el consistorio durante años y ha sido víctima del top manta,  como recuerda Foment, sin que Colau moviera un dedo. Es infantil, porque no tiene en cuenta que también hay gente que tiene trabajo y su empresa factura porque existe Amazon. Y estas empresas y estos trabajadores sí pagan sus impuestos en Barcelona. Algo que tendría que tener en cuenta PIMEC, que como patronal ha estado desatinada. Defender a unos atacando a otros no es una fórmula de éxito.

El boicot a los productos es recurrente en la política catalana. Empezó allá por 2004 con el boicot al cava. Los movimientos independentistas han llamado al boicot de las empresas, incluso la ANC impulsó una web para señalar a qué empresas había que boicotear. Ahora Colau se suma, y cuando lo hace pone que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, también lo ha hecho. Como si eso validara su propuesta, que queda bien de cara a la galería, pero que no da ni un colín de esperanza a un sector que ella ha mirado por encima del hombro desde que accedió a la alcaldía. Barcelona necesita un plan. Varios para ser exactos. No nos podemos quedar en bravatas, aunque suenen bien. Parafraseando a Foment del Treball, ¿donde están las soluciones maduras y solventes?