En español de Argentina, grilla/o significa: “Este tipo de mujer es conocida por no poseer estilo, poco atractiva (no gusta o tiene una cara difícil de mirar) y fácil de seducir. No son muy respetadas, pero siempre son buenas cuando no hay más nada”. Jaula de grillos es una expresión coloquial que en castellano equivale a: “Lugar donde hay mucho ruido o alboroto y resulta difícil entenderse y poner orden”. Dos gallos en un gallinero: “Denota lo mal que se avienen quienes quieren imponer su voluntad al mismo tiempo”. Sería el caso de Ada Colau, Irene Montero, Janet Sanz y Jéssica Albiach, que van a la greña en la jaula política llamada Podemos y su sucursal BComú.
Como la alcaldesa siempre tiene que dar la nota, se enfrenta con Irene Montero, la ministra señora del exvicepresidente Iglesias. Basta con que la mandamás podemita de Madrid quiera abolir la prostitución y los prostíbulos, para que la mandamenos comunera de Barcelona se oponga a que los dueños (olvida las dueñas) de lupanares vayan a la cárcel. Mientras que cientos de feministas acusan a Montero de criminalizar a las prostitutas, Colau defiende a quienes les dan un lugar de trabajo. La matriarca morada de Madrid es partidaria de abolir todo los relacionado con el oficio más antiguo del mundo. La matriarca arcoíris de Barcelona prefiere regularlo todo para estrujarlo a base de impuestos y succionar los beneficios.
Marginados los prostitutos, que los hay, el conflicto entre ambas entrometidas lo ha resuelto el gallito argentino Echenique: apoya a su pupila ideológica y cierra el paso a las pretenciosas pretensiones de Colau. A la vez, se intuye que no será bienvenida al corral morado si se le ocurre hacer las maletas y escapar a Madrid en busca de algún chiringuito para ella y el papá de sus retoños. A todo esto, su antes amiga y delfina, la súper concejala Janet Sanz, ha roto su amistad y complicidad. A los motivos políticos se suman los personales, ya que la aragonesa presume demasiado, está acusada de presunta prevaricación, y la tienen atragantada desde el sector del motor hasta los protectores de palomas, pasando por el empresariado en general y el economista Sala Martín en particular. Tampoco la puede ni ver la concejala verde Laia Ortiz, antecesora de Sanz en el amor del jefe de los verdes. Sus lances de pantalones con al menos tres prebostes de BComú y sus veleidades burguesas de niña bien de casa bien desagradan a su Mandona Superior.
Para embarullar más semejante corral de la Pacheca, se entrena como candidata de BComú la valenciana Jessica Albiach, partidaria de derribar el monumento a Colón. Relacionada con un asunto turbio de las aguas de Valencia. Pringada en el caso de las relaciones del círculo del forajido de Waterloo con el espionaje ruso. En resumen, cada una pertenece a capillitas que se aborrecen entre ellas y no se dedican a resolver problemas sino a crear más aún. Porque en caso de resolverlos ¿de qué vivirían como reinonas cuatro gallinas en una jaula de grillas?