Ya lo escupió Hitler: “Las grandes masas sucumbirán más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña”. Y una mentirosa empedernida como Colau no podía perder la ocasión de presentar a lo grande y como mérito suyo la construcción de 4.500 pisos sociales. Los mismos que ella y su clan boicotearon en 2015 porque era una idea del alcalde convergente de Barcelona, Xavier Trias, y de Antoni Balmón, alcalde socialista de Cornellà. Los mismos que ya le boicotean sus jefas de Podemos. Atrapada en su desvarío de falsedades y con toda la dureza de su cara, Colau no ha aprendido que para ser buena mentirosa hay que tener mucha memoria y algo de inteligencia. Como avisó el poeta inglés Pope que “quien dice una mentira estará obligado a inventar veinte más para mantener la certeza de la primera”, la alcaldesa y su cortejo se subieron a un avión contaminante rumbo a Londres para arreglar el planeta y el Universo en Glasgow. En una cumbre de vips que, según los ecologistas que no chupan del bote ecológico, no sirve para nada y es una falacia global donde las banderas deberían ondear a media asta.
Sin credibilidad en gran parte de Barcelona y en la práctica totalidad del área metropolitana, el aparato de propaganda de la endiosada Ada se apresuró a presentarla casi como una estadista. Un alarde de culto a la personalidad copiado del Principio 7 de Renovación del manual de Goebbels, que ordena: “Hay que airear informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el rival responda, el público esté ya interesado en otra cosa.” Es lo que ha pasado desde que Gonzo entrevistó a Greta Thunberg, joven activista con más fundamento, juicio y carisma que Colau. Para compensarla, la misma cadena de televisión le concedió algo de tiempo. Y la alcaldesa lo malversó para acusar a Gerard Piqué de ser un empresario con negocios en Madrid y por eso opinó que le gustaría que Barcelona estuviese al mismo nivel que Madrid. Mala gente, los empresarios, según ella que es una santa mártir del sistema.
La siguiente cortina de humo de su gabinete de engaños fue propagar que se reunirá en Valencia con Yolanda Díaz, Mónica Oltra y Mónica García “a modo de reflexión sobre ideas y experiencias políticas bajo liderazgos femeninos”. Igual que las señoras muy conservadoras se reúnen para chismorrear sobre lo mal que está el servicio por culpa de lo bien que viven y saquean esa casta de rojas nuevas ricas sin clase ni glamur. Mientras, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha frenado la fraudulenta promesa de Colau y su ex favorita Janet Sanz de reducir la cifra de aparcamientos subterráneos en Barcelona para desincentivar el uso del vehículo privado. De nuevo, los tribunales han salvado a la ciudad de su irrazonable fobia a todo coche que no pertenezca a su amplia y cara escudería oficial. Y es que como afirma Batman en su nueva aventura: “es bueno que exista la Justicia, a pesar de las ideologías”. En especial, la que predica Colau con su desenfrenada devoción por los embustes.