La gestoría del palacio de enfrente del Ayuntamiento ha multado con 28.000 euros a Ada Colau y a su sanedrín por la muerte de nueve aves y siete monos del Zoo. La sanción impuesta por los subgestores de Acción Climática, Alimentación y Acción Rural se debe a “infracciones administrativas muy graves”. En la dirección del patronato del Zoo constan la alcaldesa, la teniente de alcalde socialista Laia Bonet, el regidor socialista Xavier Patón, el ineludible concejal Eloi Badia y el exregidor comunero de Cultura y padre espiritual e ideológico de Colau, Joan Subirats, ascendido a ministro. Todas/os nombradas/os a dedo por la alcaldesa, han logrado que la larga agonía y decrepitud del Zoo, iniciada por un chulesco concejal guaperas que simulaba ser de izquierdas y republicano, sea ahora un matadero de especies protegidas.
Así lo denuncian la plataforma ZOOXXI y su coordinadora científica, que consideran las instalaciones “inadecuadas desde el punto de vista higiénico, sanitario y de bienestar”. Entre los animales exterminados y muertos de mala manera, hay especies en peligro de extinción y en régimen legal de protección especial que no disponían ni de un espacio que les permitiera guarecerse del frío y la lluvia. Además, las crías de monos han perecido a causa de “traumatismos y fracturas”, porque “el personal que trabaja con los simios cambia constantemente, por lo que no se puede llevar a cabo un seguimiento de los animales por falta de experiencia”. Por todo ello, además de la multa, los animalistas piden cerrar la pajarera, que se decomisen los simios y se renueve la cúpula directiva del Zoo ya que “va en contra de los valores que un zoo debería transmitir”.
El silencio oficial de Colau sobre su extinción de animales en peligro de extinción contrasta con la multa de 250.000 euros que el Ayuntamiento impuso a la web Milanuncios por publicar anuncios de venta de cachorros de perros y gatos que, presuntamente, no estaban registrados legalmente con el chip preceptivo o desparasitados. En 2019 ya le había impuesto otra sanción de 150.000 euros por desobedecer requerimientos y mantener anuncios presuntamente ilícitos. La empresa pagó e interpuso un contencioso administrativo aún no resuelto. En tan tenaz acoso, los servidores de Colau no tuvieron en cuenta que Milanuncios encuentra hogar a más de 50.000 mascotas cada año y publica anualmente más de 3.000 anuncios sobre mascotas perdidas.
Resulta contradictorio e hipócrita que el mismo Ayuntamiento que persigue a esta empresa privada sea incapaz de cuidar ni proteger a los animales a su cargo. Que no se cese al concejal Badia, responsable de las plagas de ratas, cucarachas y chinches. Que fracase en las matanzas de jabalíes y que asesine palomas en masa entre otras vergüenzas para Barcelona. Tan animalistas y amantes de los bichos como dicen ser, a los falsos demócratas colauistas se les ve el plumero totalitario de aquella izquierda que se quedó sin el muro de Berlín. “Sustituyó la fe por modas de tonalidad cristiana como el nuevo orden, la nueva psicología, la fe curadora, la investigación psíquica, el vegetarianismo o la reforma ortográfica”, según enseñó premonitoriamente el diablo Escrutopo en la Carta XXV a su sobrino Orugario el año del Señor de 1942. Y Santa Ada de Asís sigue despeñándose de su pedestal el año de gracia de 2022.