Pedro Sánchez siempre tira del comodín del CIS cuando le vienen mal dadas en las encuestas. La última vez que acertó en lo mollar el centro demoscópico dirigido por José Félix Tezanos fue en las elecciones catalanas. Después ni una. Ni en Madrid, ni en Castilla y León y ni mucho menos en Andalucía, a pesar de hacer unas horquillas electorales que más que horquillas eran zanjas. Hoy, el CIS muestra la única encuesta en la que puede ganar Pedro Sánchez, ya por los pelos, al Partido Popular de Núñez Feijóo. Nadie más. Las últimas encuestas publicadas ya otorgan la victoria a los populares en escaños y en votos. El CIS se mantiene fiel y su imagen a la altura del fango.

Ada Colau la flamante alcaldesa que paga conciertos para que se pida en vivo y en directo el voto ha recurrido al Barómetro oficial del consistorio para ganar las elecciones. Ha puesto un CIS en su vida. Las encuestas de los medios de comunicación le auguraban malos meses. En todas y cada una de ellas, la alcaldesa era cuestionada, la gestión suspendida y las elecciones se traducían en una palabra: derrota.

Y en esto llegó el Séptimo de Caballería en forma de Barómetro Municipal y dio la buena nueva a Ada Colau: ha ganado señora alcaldesa. Su valoración se sitúa en el último peldaño, la gestión es reprobada es reprobada por casi la mitad de los barceloneses, se camuflan los problemas de movilidad desgajando las respuestas para evitar la acumulación, el 35% de los encuestados no sabe a quién votar, pero quiere hacerlo y Barcelona es insegura y sucia situándose a la cabeza de los problemas. A pesar de todo esto la alcaldesa sale victoriosa.

La victoria pírrica se consolida dejando fuera de los resultados a la CUP, PP, PDeCat, VOX y Ciudadanos. A otros se les ningunea incluso un poco más. Valents no aparece como posibilidad en la encuesta. Ni decir tiene que tampoco aparece Sandro Rosell que sopesa presentarse a las elecciones y las encuestas, las de verdad, le dan opciones a pesar de no estar todavía en la casilla de salida.

Repasar la prensa del día siguiente a la publicación del Barómetro es un ejercicio curioso. Tal noticia debería ocupar portadas y amplia repercusión. La realidad es que no. La desconfianza es tal, seguro porque la prensa está al servicio de los oscuros intereses que atacan sin piedad a la alcaldesa mientras ella reparte dinero público a sus amiguetes aunque los jueces se hagan los despistados, que la noticia baja en el ranking de protagonismo. La batalla la ganaron otros temas como el inicio de las obras de la super illa, la bronca por las terrazas de los comerciantes, una entrevista con Sandro Rosell, y que el TSJC tumba la tasa de basura-Badia que el concejal metió con calzador, --e ilegalmente sabemos ahora--, en el recibo del agua.

Pirro de Epiro también ganó batallas. Por la mínima y siempre con tantas bajas que le complicaba sobremanera la siguiente. Esta semana Colau ha obtenido su victoria pírrica. La manipulación chapucera de los datos ha sido ridícula. Se antoja que los 10 meses que quedan para la cita electoral se le harán largos a Colau y se le van a atragantar. El manipula que algo queda ya no tiene el efecto balsámico en el electorado que tenía de hace cuatro años. ¡Ya no cuela, Colau!