El último regalo de Àngel Casas a los barceloneses se titula L’agonia de Bakunin. Libro publicado poco antes de irse al infierno donde se reagrupan los grandes periodistas, agrupa siete relatos sobre la fauna barcelonesa actual. Por orden de aparición: un perro mil leches llamado Bakunin, arquitectos, okupas, capitalistas barceloneses, argentinos de coleta grasienta, familiares de capitalistas barceloneses, un ginecólogo fornicador, pijas infieles, lesbianas fieles, obispos, notarios, pediatras, un psicólogo canino, gitanos de ley, un supuesto artista plástico italiano, periodistas partidistas, jefas de comunicación de buen ver, manteros, sindicatos y “la colaboración especial de la alcaldesa y del delegado del Gobierno central”.

En dicho esperpento, nadie se libra de la opinión crítica del veterano crítico musical, ni de la socarronería del que fue el periodista televisivo más rompedor y creativo de las televisiones por las que pasó. Seguro de ser un clásico de la televisión, Casas culmina su obra escrita, más desconocida, con unos relatos que dejan con el trasero al aire a ricos y a marginales. Desde los manteros sindicados de Colau, hasta un alta burguesía que no sabía qué era la UDEF hasta que hizo su aparición en notorios casos de corrupción, como el del Palau. Con los nombres y apellidos cambiados, quien lea el relato sabrá ponerles sus rostros reales. Entre risas y sonrisas, queda claro quiénes hunden a Barcelona en el ridículo, quienes la empobrecen a base de enriquecerse y las tramas de intereses que crean unos y otros hasta llegar a su oasis prometido.

Todo comienza cuando un hijo de más que buena familia con negocios diversos atropella con su lujoso coche a un perro que le parece feo, sucio y de color indefinible, pero que es la mascota y el símbolo del movimiento okupa de Vallcarca, con sede en un caserón llamado La Xirona. De ahí a desatarse una noche de fuego, violencia, sabotajes y saqueos no hay más que un paso que recuerda y repite aquellos funestos hechos de la plaza Urquinaona. La burguesía y las marcas comerciales internacionales más famosas se espantan y... El final hay que buscarlo en el libro...

Lo que cuenta Casas es o parece ficción. La realidad es como sigue: vandalismo en el Gòtic, en la Sinagoga y en la muralla romana. Latrocinio okupa de patrimonio histórico en el Gran Café. Collboni se declara partidario de endurecer las leyes y penalizar la ocupación. Los vecinos del Besós evitan la okupación de una nave. La Guardia Urbana de Badalona se cura en salud y crea una unidad antiokupas. El exalcalde de Badalona, Albiol, inventa una concejalía antiokupas. Nada que ver con la conmiseración y la complicidad de Colau, de sus ojos chispeantes y su risita por debajo de la nariz cada vez que arde la ciudad. Imposible de descalificarlo como persona de derechas, Àngel Casas ha legado a la ciudad una tragicomedia que hace reír para no llorar. Porque toda dictadura, toda farsa política y toda decadencia imparable tendrían algún punto de grotesco, si no fuesen realidad.