Hoy, mientras me dirigía a Madrid por motivos laborales, decidí ir a tomar un café. Al llegar al vagón-cafetería me encontré un colón de narices. Terrible. Así las cosas, se me acercó un hombre y me preguntó: "¿Esto es la cola para un tomar café?". Le respondí, resignado, que sí.
El hombre, asombrado, suspiró y me dijo que nunca había visto los AVE a Madrid con tantísima gente como ahora. ¡Mi respuesta fue inmediata! "Las grandes empresas catalanes se han ido y han colocado, prácticamente todas, sus sedes en Madrid. Así de fácil. El hombre me miró sorprendido y me dijo: "No lo había pensado, claro".
Y así acabó la historia... Un drama para nuestra economía y sobre todo para nuestra gente, que vive las peores miserias que se recuerdan desde hace años.
Personalmente les diré que jamás he visto tanta pobreza como ahora. Conozco tanta gente sin trabajo o que con trabajo no llegan a final de mes que la excepción ha pasado a ser una tónica general.
Les aseguro que el miedo y la incertidumbre andan a sus anchas mientras el populismo sigue hablando de cuestiones, a mi modo de ver, secundarias. Todo vale mientras no se hable de los cierres de empresa, de la fuga de talentos y de las colas de hambre.
Y es que sin Pymes, autónomos y emprendedores no hay clase media que valga. Son tantos los proyectos por hacer y de tal magnitud, son tales las ganas de volver a funcionar, de encender todos los motores económicos y sociales de la ciudad, que solo se necesita apartar el populismo de nuestra principal institución para recuperar la normal convivencia que nunca se debió perder. Es tal la magnitud del cambio, que en vez de vivir en el progreso y bienestar general estamos inmersos en un modelo que nos ha empobrecido a niveles nunca vistos
Que Barcelona retome aquello que sí sabe hacer es imperativo: liderar, innovar y ser referente de la mano de la iniciativa privada basada en pymes y autónomos. Barcelona bebe de un combustible que se llama ilusión y si a eso añadimos políticas de esfuerzo y un gran modelo de gestión, no hay límite ni frontera que se nos ponga por delante.
Nuestra ciudad debe ser la gran capital europea, el gran referente social y económico, a nada más y a nada menos puede aspirar la inquebrantable Barcelona. Somos la resistencia, somos BCN Ets Tu.