Vuelven los clásicos. Es un clásico (valga la redundancia) en momentos de inestabilidad. La famosa frase de “cualquier tiempo pasado fue mejor” resuena fuerte de forma inconsciente en la mente de muchos que, en su desesperanza, viven entre la añoranza y el desasosiego.

Sin embargo, ni siempre es cierto que el pasado fuera mejor, ni las soluciones al presente suelen aparecer invocando el pasado. Todos tendemos a eliminar los recuerdos negativos del pasado y a centrarnos en aquello que recordamos con cariño. Hacerlo de otro modo haría imposible vivir con cierta felicidad. Es una especie de mecanismo de defensa. Somos incapaces de vivir instalados en los recuerdos tristes o dolorosos, y cuando aparecen, sencillamente tratamos de desterrarlos con la mayor velocidad posible.

Para recordar algo más allá de la aparente estabilidad de la etapa anterior al gobierno de Colau hay que esforzarse mucho. Sin embargo, empiezan a aparecer voces que tratan de endulzar el mandato anterior a la aparición de quien consideran la causante de todos los males de nuestra ciudad. Y es lógico, siempre aparece alguien que hace bueno al anterior. Porque los problemas del presente nos hacen olvidar los problemas del pasado. Bastante tenemos con los de ahora, cómo para pensar en los de antes.

Fotomontaje de Ernest Maragall, Xavier Trias, Ada Colau y Jaume Collboni con el Eixample de Barcelona de fondo - MA

Fotomontaje de Ernest Maragall, Xavier Trias, Ada Colau y Jaume Collboni con el Eixample de Barcelona de fondo - MA

Esto no es exclusivo de Barcelona. Seguro que todos conocemos a personas que, tras criticar arduamente a Felipe González o a José María Aznar, con el tiempo y la llegada de nuevos líderes han cambiado de opinión respecto a su valoración sobre los líderes del paso. El clásico “pues mira que me gustaba poco el anterior, pero el de ahora le ha hecho bueno”. Es una lectura habitual.

Afortunadamente, no en demasiadas ocasiones se da que aquellos que marchan de la política decidan volver. Cuando uno cierra una etapa, habitualmente lo mantiene. En el caso de Trias la cosa es diferente. Pero una cosa es aparecer como salvador y la otra mantenerse. Las campañas en esos casos suelen hacerse largas.

Quienes tienen memoria (y necesitan tenerla) son sin duda los competidores que sacarán una lectura menos bucólica del mandato del ex convergente. Xavier Trias se presentó a una elección, fue alcalde, y perdió las siguientes elecciones. Sin entrar en motivos concretos, lo que sin duda podemos apreciar es que en un momento determinado gustó y al tiempo dejó de gustar, dando paso a otra persona que ostentó el cargo de alcaldesa.

TRIAS PERDIÓ POPULARIDAD

Hoy parece que muchos han olvidado los motivos por los que Trias dejó de gustarles. Pero algún motivo habría para que pasase de cerca de un 30% de voto en el 2011 o poco más de un 22%. Estoy convencido de que a lo largo de la campaña electoral habrá quienes traten de evaluar su papel como alcalde del 2011 al 2015.

Sobre la acción de gobierno de Trias tenemos referencias sobradas. Sobre Colau las tenemos todavía más frescas. Liderar un gobierno suele desgastar y estoy convencido de que todos los barceloneses y barcelonesas tienen claro su posicionamiento sobre su gestión de los últimos años. Tenemos elementos claros de referencia de su acción de gobierno.

LA OPORTUNIDAD DE COLLBONI

El punto interesante sobre Colau es que, por más que intente confrontar con Trias, ninguna encuesta dibuja el marco Trias – Colau, sino que, encuesta tras encuesta el debate parece configurarse entorno Colau – Collboni.

Evidentemente, por más que Jaume Collboni haya decidido salir del gobierno municipal nadie olvida cuál ha sido su responsabilidad dentro del gobierno. Durante este tiempo podrá explicar con más ahínco lo que ha hecho como primer teniente de alcalde, pero más importante que eso será que explica cuál es su modelo de ciudad. De forma nítida.

Xavier Trias y Ada Colau, en una comida en un restaurante de Barcelona / JXCAT

Xavier Trias y Ada Colau, en una comida en un restaurante de Barcelona / JXCAT

Y es que por el momento sabemos a la perfección cuál ha sido el liderazgo de Colau estos últimos ocho años y si hacemos memoria recordaremos cuál fue la acción de gobierno de Trias cuando ostentó el cargo de alcalde de la ciudad.

EJE PASADO - FUTURO

Quien nunca ha tenido la oportunidad de ser alcalde de la ciudad es Jaume Collboni. Y probablemente, es el único capaz de dibujar un horizonte distinto al que hemos vivido en la ciudad los últimos años. Trias tuvo su oportunidad, Colau tuvo la suya. Ahora toca ver si Collboni consigue la suya. Porque no es lo mismo ser fuerza minoritaria de un gobierno que liderarlo.

El mapa parece configurarse entorno a Trias o Collboni. Me atrevo a creer que se configurará entorno a pasado o futuro. Al menos eso encarnan ambos candidatos. ¿Será Barcelona lo suficientemente osada para dar oportunidad al futuro o será más conservadora creyendo aquello de “cualquier tiempo pasado fue mejor”? Lo veremos durante los próximos meses. Por lo pronto, las tendencias siguen inalteradas.