No estaría de más recordar al nuevo alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, aquella frase que de los errores se aprende, o se tendría que aprender. El nuevo consistorio, independientemente de la representación que le hayan otorgado los votos, ha de ser decisivo y consecuentemente definir una ciudad cosmopolita. Una de dos, o continua con los cambios impulsados por la alcaldesa Colau, o bien, en vista de los resultados electorales, con unos comunes que representan poco más del 19%, se atrevan a dibujar un modelo de ciudad que nunca se tendría que haber olvidado. Son innumerables las decisiones que han sido polémicas, impulsadas en el mandato del último consistorio, dejando una herencia que si se intenta subsanar, costarán dinero, o quedarán en el olvido. Algunas decisiones que han generado el rechazo entre muchos de los ciudadanos de la ciudad, y que ahora, se tendrá que tomar buena nota.

No podemos pasar por alto que el nuevo consistorio tendrá que definir y marcar las estrategias que crea oportunas en aras de posibilitar una necesaria mejora de la ciudad. Unas estrategias que estarán en la mesa del alcalde y pendientes de resolución. Sin olvidar los aspectos tan importantes que han condicionado el devenir en la actualidad de Barcelona, como son: La incineradora de Sant Adrià del Besòs, por su elevada emisión de contaminantes, el futuro de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en espera de conocer su futuro judicial, o la prometida rambla verde de Vallcarca. ¿Continuará Jaume Collboni la guerra contra el vehículo privado? Una ideología que ha motivado una alteración importante en la movilidad, y que ha sido motivo de preocupación por parte de la ciudadanía. ¿Continuará el alcalde con las superillas? Un proyecto en principio rechazado por todos los grupos municipales, así como, los reiterados incumplimientos en la construcción de vivienda social, quedando lejos aquellas prometidas 8.000 viviendas. Se continuará comprando fincas cuyo valor asciende a muchos millones. ¿Se mantendrá la fórmula del 30% en la política de vivienda que ha dado unos resultados nefastos?. ¿Y qué pasará en referencia a la limitación de los alquileres y qué estrategia se seguirá para definir las zonas tensionadas? Será toda Barcelona como anticipa, ¿Y el tranvía por la diagonal? El año 2010, con Jordi Hereu como alcalde, 4 de cada 5 personas votaron en referéndum, por no reformar la avenida catalana, poniendo en evidencia el rechazo ciudadano a la iniciativa. También tendrá que lidiar con el enfrentamiento, que viene de atrás, con el gremio de la restauración y el aumento de las tasas de las terrazas.

Y sobre todo, ¿Qué modelo se implantará para erradicar la inseguridad, y la suciedad? Ambas cada día más crecientes, así como acabar con las okupaciones ilegales. Pero no todo acaba aquí, durante años el anterior consistorio ha mantenido un fuerte rechazo a proyectos que podrían haber sido claves para la actividad económica de la ciudad. Como son la negativa a la implantación de la cadena hotelera Four Seasons, una cadena que cualquier ciudad del mundo desea tener, o la Agencia Europea del Medicamento, o el museo del Hermitage. ¿Qué posición mantendrá el nuevo consistorio en referencia a la ampliación de la tercera pista del aeropuerto del Prat?, una actitud muy beligerante de Colau frente a la ampliación, que vienen reclamando los círculos económicos del país. Tenemos un tiempo por delante para ver qué decisiones se toman, porque si miramos atrás, podemos pensar que todo el mundo comete fallos, sin duda alguna, pero en la iniciativa privada no se eximen de las responsabilidades que se derivan de los errores cometidos. En definitiva, se trata de convertir en una lección aquello que se ha hecho mal, principalmente para remediarlo.