La oposición municipal sigue anclada en el no es no, pero me ratifico en lo que les contaba la pasada semana: ¿Hasta cuándo? Como escribía mi compañero, Manuel Manchón, nunca se celebró tanto en el equipo de gobierno del ayuntamiento una derrota. Todos votaron en contra de las ordenanzas y el previsible no a los presupuestos obligó al alcalde a retirarlos, pero también a decir a la oposición que continuará gobernando en solitario. Que hasta que no culmine el proceso de investidura del presidente del Gobierno seguirá gobernando en solitario. Collboni no tiene prisa en escoger pareja de baile y se ha notado esta semana.

Una semana que empezó en Madrid normalizando relaciones con el alcalde de Madrid, José Luis Almeida. Peor lo tiene el alcalde con Zaragoza, Palma de Mallorca y desde el jueves, Valencia, todas gobernadas por el PP... y por Vox. No parece que el acercamiento sea posible. Con Almeida se formalizaron relaciones y se volvieron a tender puentes. No ha sido un mal movimiento de los alcaldes de las dos capitales

Esta semana ha abierto el compás de espera para que se configure un nuevo equipo municipal. Collboni se ha dedicado a no cerrar ninguna puerta y ha reconstruido puentes. Debe esperar al 27 de noviembre como fecha límite, pero las cosas se pueden acelerar los próximos días. Toda la semana se mantuvo viva una información huérfana pero que bien aderezada hasta puede resultar creíble: el 27 se podría celebrar el pleno de investidura. Veremos, pero seguro que en la Plaça de Sant Jaume se seguirá todo muy de cerca. De momento, todo una incógnita.

Collboni gana tiempo porque además sabe que nadie querrá asumir la pérdida de 715 millones. Porque nadie tampoco ha presentado unos números alternativos, porque todos aspiran a entrar en el gobierno local. Hasta hoy todo críticas. Propuestas cero más allá de los cantos de sirena.

Mientras el alcalde seguirá marcando su impronta al frente del consistorio a la espera de que la tormenta amaine. No es la fórmula más estable pero sin duda es la única posible. Los números no han salido en octubre como era preceptivo, pero si los astros se alinean se pueden tener los números listos para enero. Y todo apunta que se alinearán. Lo que no se sabe es quien será el astro rey.

Sin embargo, cuidado con las dulces derrotas por mucho que sepan a victoria. Sin duda, son mejores que las victorias amargas y si no que se lo pregunten a Xavier Trías, pero aunque dulces son derrotas. En este incierto escenario también hay que contemplar el escenario electoral del 14 de enero. Si se confirmara el fracaso de la investidura -algo en lo que personalmente no creo- el ayuntamiento podría vivir un episodio de cumbres borrascosas. El alcalde Collboni debe tomar nota de esta posibilidad y tener los deberes hechos para hacer posible, como mínimo, una geometría variable porque tras las generales vendrían las europeas y las catalanas y los acuerdos se venderán muy caros. Y sin presupuestos la dulce derrota puede convertirse en una derrota amarga y poner cuesta arriba una legislatura municipal que el PSC, esta vez sí, debe ganar con holgura.