En algo más de cien días, se van despejando los nubarrones catastrofistas que los adalibanes del no a todo profetizaron sobre el aeropuerto de El Prat. Arrinconados el populismo y la necedad, ha llegado el tiempo de los expertos que aportan claridad al debate sobre ampliar o no ampliar. Comenzó el Comité Asesor de Infraestructuras del alcalde Collboni, que convocó la primera reunión para “fijar una posición clara”. Los asesores partidarios de la ampliación son profesionales de solvencia contrastada, como los presidentes del RACC, Josep Mateu, y de Agbar, Ángel Simón; y los exconsejeros Santi Vila y Andreu Mas-Colell. La presencia de los políticos, que también son profesionales de prestigio en el ámbito de la economía y la cultura, “no será partidista, porque trabajan por el bien común y para el conjunto de la ciudad”, aseguran. Exactamente lo contrario de lo que hicieron los comunes, que sólo “¿trabajaron?” para los de su congregación y sus cofradías. Al comité asesor se le pide “defender posiciones que tengan el máximo rigor, la máxima solvencia y la aportación de conocimiento”, ha dicho el alcalde. Es lo más opuesto a los inventos y fracasos de la retrógrada corte de Colau.
Otro sólido partidario de la ampliación es Joaquim Coello. “Necesitamos un aeropuerto para ser como Múnich, Zúrich o Boston”, asegura. Coello es el ingeniero, miembro de la comisión de expertos de Foment, y argumenta que la mejor solución sería aprovechar los aeropuertos de Girona y Reus, y construir una pista sobre el mar. Esta opción permitiría respetar la laguna de La Ricarda, que es una zona protegida por la Comisión Europea. Según Coello, “desde Barcelona deberíamos acceder a 35 destinos intercontinentales y sólo tenemos 19”. Con el problema añadido de que el contacto aéreo con parte de Asia y Estados Unidos es importante para la industria de Catalunya.Consciente de que El Prat no da para más y tiene mal apaño porque está incrustado entre el río, la montaña y las playas, opta por ejemplos como Múnich, Zúrich o Boston. Además, una nueva pista marítima sería respetuosa con el medio ambiente y evitaría la contaminación acústica del aeropuerto y municipios afectados. Esta alternativa supondría renunciar a la idea de un innecesario hub faraónico como el de Madrid. De este modo, se repartiría el flujo de pasajeros de Barcelona con Girona y Reus, con el Ave como estrella de los enlaces.
Todos estos planteamientos son de personas altamente preparadas que saben de lo que hablan y estudian soluciones. Nada que ver con los especialistas en crear problemas a todo sin aportar soluciones a nada. Con las ideas generales que venden pero que no alimentan a nadie, aunque mucha casta vive de ellas. Con la ciencia y la razón, bases del progreso de verdad, por delante, las propuestas de los expertos apuntan al realismo, aterrizan con los pies en el suelo y permiten mirar al cielo con cierta esperanza. Más aún si se cuenta con la colaboración del exalcalde Jordi Hereu como ministro de Industria, allá desde Madrid al cielo despejado de El Prat.