No ha sido una mala semana para Jaume Collboni. El lunes se anuncia el acuerdo con Esquerra Republicana. Las conversaciones fueron a mejor desde la salida de Ernest Maragall. Ese mismo lunes conocemos que los Comunes aceptar que se inicie el trámite de presupuestos. La primera meta volante se gana con autoridad. Cierto que con el apoyo de los republicanos no hay presupuestos, pero no menos cierto es que con los republicanos no hay mayoría alternativa. Es decir, si los Comunes se tiran atrás y no los respaldan en el trámite final, Collboni se sometería a una moción de confianza y la pasaría con holgura.

Con estas hechuras, el primer edil se va a Madrid a participar en el primer debate organizado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales, el think tank de Foment del Treball, junto a los alcaldes de Madrid, José Luís Martínez Almeida, y de Valencia, María José Català. Allí desplegó los encantos de Barcelona y sacó pecho: “Barcelona ha vuelto”, claro apunte para marcar distancias con el más cercano pasado. El debate de los tres alcaldes estuvo a la altura y Jaume Collboni aprovechó la oportunidad ante un auditorio repleto de los primeros espadas de la patronal española, y catalana.

Corredor Mediterráneo, ampliación de El Prat, tasa turística, colaboración público privada, descarbonización, reequilibrio social de los barrios, reivindicación de más recursos en defensa de un modelo de administración local donde “un alcalde nunca puede decir que no”.

El jueves, Collboni, otra vez con Almeida, y arropado por el ministro de Industria, Jordi Hereu, estuvo presente en la inauguración del noveno city garage de Cupra que pretende ser “la embajada de Seat en la capital”. Seat, una catalana en Madrid, lo mismo que busca Collboni: volver a poner Barcelona en el mapa y para conseguirlo no va contra Madrid. Va con Madrid. La sintonía con Almeida es evidente.

Con todos estos movimientos, Collboni podrá tener aprobados los presupuestos en abril, gana tiempo para decidir quién será socio de gobierno, y divide a la oposición con su acercamiento a Esquerra y ha aprovechado la oportunidad que le brindó Sánchez Llibre con la inauguración de la nueva sede de la Sociedad de Estudios en Madrid. El próximo debate será sobre turismo y en turismo Barcelona tiene mucho que decir.

La incomodidad ha llegado a Junts. Se sienten engañados por Collboni, pero, lo cierto, es que Collboni no se fía de Junts porque no hay un líder claro para suceder a Trias. Y no es lo mismo Josep Rius que Damià Calvet o Jordi Martí o Neus Munté. Collboni recela de un control directo del grupo municipal por parte de Puigdemont. Y este recelo ha enfriado las relaciones con Trias. Unas relaciones que, de momento, Trías no ha roto. El PP, Dani Sirera, ha escenificado su enfado por el acuerdo con ERC. Nada que se salga del guion.

Collboni como el buen jugador de tute ha cantado las cuarenta y ha arrastrado. Sus adversarios se lamen las heridas y solo cabe esperar que camino van a seguir los Comunes que están empecinados en entrar en el gobierno municipal. Colau todavía no se ha ido y eso embarra un posible acuerdo. Sobre la mesa más de 700 millones de euros que están en vilo por pura táctica. De Junts y de Comunes, tanto monta, monta tanto. Pero su táctica de dilación ha caído “cautiva y desarmada” en esta última semana. Y tendremos presupuestos, tendremos inversiones. Y eso es bueno para remachar “Barcelona ha vuelto”.