Barcelona se quedó sin presupuestos gracias al “tres en raya” de Ada Colau, como lo definió el alcalde Collboni. Tendremos presupuestos en Barcelona si prospera la moción de confianza -y todo indica que sí- a la que se someterá el primer edil, pero nos quedaremos sin las inversiones previstas en los presupuestos de la Generalitat y del Estado, gracias de nuevo a la genial idea de la señora Ada Colau.
Sin embargo, hacer ciudad es algo más que los grandes números. También se hace ciudad de las pequeñas cosas. Esas que algunos alcaldes soslayan porque no tienen glamour. Mejorar la recogida de basuras, por ejemplo, fue de lo primero que abordó Jaume Collboni. Su predecesora estaba en otras cosas como las super illas y decía que la ciudad no estaba sucia, que era una percepción. Por cierto, las super illas nos cuentan un ojo de la cara. Tanto como 16,5 millones de euros en reparar desperfectos y regar extrayendo agua freática. Un pico sin duda. Tanto como adecentar toda la ciudad.
16 millones va a destinar el consistorio para el Pla Endreça para buscar esa percepción de limpieza que perdimos los ciudadanos hace años. La primera en la frente: los 16 millones es un crecimiento del 60% de lo que se destinaba a limpiar la ciudad de graffiti y reparar el mobiliario urbano. Queremos una ciudad endreçada y los que se dedican al vandalismo y tienen conductas incívicas se les endreçarà con multas de 500 euros. Me parece una sanción menor pero si no eres endreçat paga. A más de uno se les quitarán las ganas.
El ayuntamiento va a dedicar más presupuesto, más medios técnicos, más personal y más policía, que colaborará con los servicios de limpieza para evitar que las zonas normalizadas vuelvan a ser objetivo de bandas de incívicos. Barcelona es de todos, y debe ser para todos. Me parece más que correcto que nos pongamos manos a la obra para retirar las pintadas, prevenirlas y concienciar a los ciudadanos de que también es nuestra responsabilidad poner orden en el espacio público. Es importante actuar de forma transversal con actuaciones inmediatas en lo que se refiere a la limpieza o el mantenimiento de mobiliario urbano, pero también hay que actuar para lograr reducir las conductas incívicas. No estaría de más que las charlas en colegios e institutos incluyeran este punto apelando a un sentimiento de pertenencia, de ser corresponsable con el espacio común porque Barcelona es un espacio compartido del que todos debemos cuidar para hacerla un lugar agradable para convivir, vivir y trabajar. Es tarea de todos ayudar a que Barcelona se ponga guapa. Los que tenemos una edad nos acordamos de aquella vieja campaña de Barcelona Posa’t guapa que lavó la cara a miles de edificios deteriorados por el paso del tiempo.
No debemos olvidar que el barómetro municipal nos dice que Barcelona está sucia para un 13,2% de los barceloneses. No es una percepción, es una realidad. Mejorar la recogida de basuras, asearla limpiando las calles, reparando o reponiendo el mobiliario urbano y limpiar las paredes de pintadas, algunas execrables, es una tarea prioritaria. El ayuntamiento se ha arremangado y se ha puesto el traje de faena en una cuestión que pasará desapercibida en los grandes titulares pero que sí será percibida por los barceloneses en su día a día. Más allá de las super illas -por cierto la del Poble Nou está muy deteriorada- hay vida. Colau ni se enteró y sigue sin enterarse. Suerte que Collboni paso a paso y sin hacer ruido ha puesto en marcha una enmienda a la totalidad a una gestión que dejó a una ciudad cosmopolita en una ciudad provinciana. No recuperaremos el tiempo perdido de un plumazo, pero poco a poco volveremos a la Ciudad de los Prodigios que inmortalizó Eduardo Mendoza. Espero, por el bien de Barcelona, y de todos, que el alcalde aplique este dicho a Ada Colau “tanta paz lleves como descanso dejas” y le cierre el paso a volver al gobierno municipal. Su tres en raya ha sido cínico, ególatra e irresponsable. Dejar la ciudad como la dejó también. Ahora toca decir alto y claro Barcelona ¡endreça’t!