La Rambla es a Barcelona como el pa amb tomàquet a su gastronomía. Quien viva en la capital catalana o se haya perdido voluntariamente por sus calles habrá disfrutado de su más famoso paseo, aquel donde, en 1926, se inaugurara el conocido restaurante Núria. Desde hace casi un siglo, los salones de este local han sido testigos de reyertas y reconciliaciones, de gélidos inviernos y veranos abrasadores, de celebraciones, de vida, de cambio. Y al cambio se ha ido adaptando para seguir adelante, convirtiéndose en un establecimiento dinámico, atractivo, eficiente y ahora, además, digital. Cortadellas, director general del Restaurant Núria, destaca: "Para el Restaurante Núria, la digitalización es un pilar fundamental en la estrategia de la empresa. A lo largo de estos últimos años, hemos implementado sucesivas mejoras en este ámbito, tanto para dar solución a necesidades específicas como para incorporarnos a las últimas tendencias del mercado que, por su operatividad, aportan valor añadido al equipo humano, a la estandarización de procesos y a la seguridad alimentaria". 

La última actualización del restaurante ha sido el cambio a un nuevo ERP. El restaurante ha digitalizado todo el proceso: desde el aprovisionamiento, pasando por el control de stock e inventarios, hasta la integración final con el programa de contabilidad. Asimismo, ha digitalizado todos los checklists, tanto de control operativo como de APPCC.

"Estos avances nos aportan una mayor eficiencia y optimización de procesos, además de una mejora sustancial en el análisis de datos para tomar las mejores decisiones", explica Cortadellas, que añade: "Gracias a la digitalización, hemos logrado adaptarnos a los estándares del Sello Biosphere, una certificación que ahora forma parte integral de nuestra cultura corporativa".

Como a un abuelo al que se le regala un teléfono móvil, la digitalización puede aportar numerosos beneficios a un restaurante centenario, pero es imprescindible tener muy clara la forma de hacerlo y el momento adecuado. Sólo así la evolución será coherente y evitará generar desconcierto o frustración en los clientes, especialmente en aquellos 'de toda la vida'. Aquellos con nombre y apellidos, con su plato favorito o su manera de tomar café. Porque los seres humanos somos animales de costumbres y generamos hábitos allá donde sentimos confianza y comodidad. 

Y es que, ¿quién no ha dicho alguna vez eso de ¿Quedamos en el Zurich?  Unos pasos más allá del famoso Núria, en plena Plaza Catalunya, kilómetro cero de Barcelona, se encuentra el emblemático Café Zurich. Adquirido en 1920 por Andreu Valldeperas y dirigido ahora por María, quinta generación de la familia, este local y su espléndida terraza son historia viva de la ciudad. Pero desde aquellos inicios en blanco y negro hasta estos vertiginosos días en Full Hd han sido muchas las decisiones que tomar por parte de este negocio para mantenerse a flote y adaptarse a las exigencias de la nueva sociedad digital. Una de esas decisiones fue elegir el partner adecuado para dar el salto, aquel que le permitiera seguir cumpliendo años con vigor y personalidad.

Maria Valldeperas, gerente del Café Zurich de Barcelona señala: "La digitalización nos ha ayudado a optimizar más el tiempo, a poder consultar todo lo que está pasando en tiempo real y a mejorar la gestión y por consecuente, a obtener más información relativa a las ventas. Basicamente ahora mismo disponemos de una mayor eficiencia de la productividad".

No lejos del Zurich se encuentra otro clásico: Casa Alfonso. Este establecimiento fue inaugurado en 1934 por Alfonso y Rosario, la primera generación de la familia en tomar las riendas de lo que hasta aquel momento funcionaba como un almacén de curtidos. Alfonso y María, con su ilusión y esmero, hicieron de Casa Alfonso la emblemática charcutería-colmado donde ir a comprar los mejores ibéricos y mariscos de la ciudad. En los años 80 se hizo cargo de la dirección la tercera generación de 'Alfonsos', el actual propietario, adaptando Casa Alfonso a lo que hoy se conoce como Taberna Histórica y Colmado Gourmet Alfonso, referente gastronómico que mantiene la tradición y esencia en su mobiliario y en sus platos, y marcando el camino de la que será la cuarta generación, encabezada por Claudia. Detalle, mimo y exigencia, a la manera de las abuelas de la familia (y de tantas otras familias), se unen hoy a las herramientas de última generación para la gestión ágil y eficaz de una restauración que apuesta por una digitalización sostenible, compatible con la tradición y fiel a su clientela.

Claudia García de Casa Alfonso, responsable, conjuntamente con su padre Alfonso García, de Casa Alfonso apunta que su digitalización les ha servido "para gestionar tanto el día a día (gestionar mesas, productos, fichar mesas) como para tener un control de stock, proveedores y poder ser más eficaces, tener datos que nos ayuden a tomar decisiones y poder ofrecer un mejor servicio y experiencia al cliente".

De tradiciones conservadas saben mucho también en El Xampanyet. Situado entre el Museu Picasso y la basílica de Santa María del Mar, fue inaugurado en 1929 bajo el nombre de Ca l’Esteve y rebautizado en 1972 por El Xampanyet, tal y como se conocía popularmente en el barrio por el vino espumoso que allí servían. Se trata de un pequeño local cuya decoración mantiene el aspecto original de una autentica bodega de época. En él se dan cita gentes del lugar a degustar sus vinos y tapas, mezclándose con los numerosos turistas que allí hacen parada, por lo que no es extraño verlo abarrotado a cualquier hora del día. Para los trabajadores de El Xampanyet, como para tantos otros en el mundo de la restauración, la agilidad y precisión son fundamentales a la hora de dar un buen servicio, reto que superan con nota gracias a la incorporación de pantallas de cocina y mandos de movilidad. 

La digitalización que estos y otros célebres establecimientos han experimentado es un claro ejemplo de cómo las nuevas tecnologías pueden añadir valor a negocios ya arraigados.  

En Sighore-ICS, que lleva 30 años digitalizando restaurantes y bares, son bien conocedores de las ventajas que soluciones como la automatización de procesos y herramientas o los TPVs y mandos de movilidad ofrecen para lograr una comunicación total y transparente entre la sala y la cocina, optimizar las operaciones internas y externas, acceder a un análisis y control de datos más preciso y mejorar la experiencia del cliente.  

Su CEO Jorge C. Juárez Ayuso apunta: "La escasa oferta de mano de obra en el sector hace que la digitalización sea no solo necesaria, sino indispensable para los negocios. Hay ya herramientas que pueden hacer que un restaurante o un local de ocio funcionen más ágilmente con el mismo número de personas empleadas, o incluso menos".

La digitalización, en definitiva, es el soplo de aire fresco de los restaurantes 'de toda la vida', el empujón necesario a la hora de modernizar y mejorar significativamente su modus operandi, la bombilla que ilumina las demandas cambiantes del mercado actual y ofrece a los clientes una experiencia acompasada con sus necesidades.