Debo ser un marciano. Dicen que el carril bici de la Vía Augusta tiene una utilización elevada. Lo cierto es que siempre que paso por esta zona, y lo hago cada día de la semana, el carril bici es un desierto. No lo utiliza ni el tato sobre todo en las horas punta de entrada y de salida de Barcelona.

Dicen también desde el Ayuntamiento que se ha reducido el tráfico en un 27%. No digo que no, pero tiene su lógica. Los atascos en horas punta son estratosféricos y el personal se busca la vida para poder llegar a trabajar. Pero, sinceramente, esta reducción no se nota ni por el follón que se monta durante horas con colas kilométricas ni porque se reduzcan las emisiones porque si antes atravesabas Vía Augusta desde la salida de los Túneles de Vallvidrera hasta la Ronda de General Mitre en 10 minutos en momentos de tráfico denso, ahora este trayecto puede durar hasta el doble.

Por si fuera poco, los diseñadores de la “cosa” dejaron reducido el tráfico por dos carriles que se reduce a uno cuando los autobuses hacen su servicio y paran en las paradas bloqueando uno de los carriles. Sin lugar a dudas, señores y señoras del Ayuntamiento el carril bici de Vía Augusta es un desaguisado que atasca una vía de entrada de Barcelona. Sus partidarios dicen que ahora la Vía Augusta ya no es una autopista urbana. Tienen razón, ahora es un denso colapso urbano.

Los afectados, las víctimas, no suelen ser barceloneses sino sufridos vecinos del Vallès que utilizan los Túneles porque es una vía rápida, y otros que salen de la ciudad por la Ronda de Dalt ya de por sí colapsada y no digamos ahora con las obras de cubrimiento de la vía.

No lo tocaremos, dijo Laia Bonet, pero hay que tocarlo. A las 7 de la mañana el caos empieza y no se aligera hasta las 11. Reto a Laia Bonet y al alcalde Collboni a que se pasen a esa horas y cuenten los usuarios del carril bici. Les sobrarán dedos en las manos. A partir de las 16 horas el escenario es el mismo. Colapso total al que hay que sumar los coches que van a los colegios de la zona a buscar a los críos. En bicicleta entre uno o ninguno.

Insisto en que el carril bici no ha convertido la zona en un pulmón de aire limpio, al contrario, la polución ha aumentado porque los motores están en combustión mucho más tiempo en el mismo tramo. Invito al consistorio a analizar la situación y buscar una solución que podría pasar por una flexibilidad del carril bici, que hiciera posible la circulación de los coches en los momentos álgidos de tráfico que coinciden con la infrautilización del carril por los ciclistas que ni están ni se les espera.

Señor alcalde, los sufridos usuarios de la vía durante toda la semana le agradeceríamos que no se pusiera de perfil y tratara de dar una solución. Solo hace falta que se pase un día, uno cualquiera, a una hora punta y verá el drama de miles de usuarios que pagan una autopista para llegar a Barcelona y se comen una infernal caravana cuando entran en la ciudad para acceder a su puesto de trabajo. Se lo pide un usuario que pena cada vez que llega a Barcelona para ir a currar no para pasar el día.