Era previsible que se organizara algún concierto de solidaridad con Valencia en Barcelona, pues, a fin de cuentas, somos pueblos (más o menos) hermanos y unidos por el Mediterráneo y por la lengua (o separados, según se mire). Tradicionalmente, el valenciano que quería prosperar en las letras se trasladaba a Madrid o a Barcelona, dependiendo de si había escogido el castellano o el catalán para escribir. De esta manera, Madrid acogió a gente como Manuel Vicent o Juan José Millás, mientras Barcelona disfrutó de la presencia del cantautor Raimon y tuvo que pechar con la del agitador pan catalanista Vicent Partal.

Tanto en Valencia como en Catalunya ha habido siempre firmes defensores de lo que llaman Países Catalanes, como ha habido también muchos partidarios de que cada comunidad se ocupe de sus propios asuntos y se olvide de una supuesta hermandad que no es compartida por la inmensa mayoría de la población valenciana o catalana. Aunque solo se trata de refranes vetustos, no está de más recordar ciertas invectivas rimadas que se han cruzado valencianos y catalanes desde tiempos inmemoriales. Como Valencià i home de be no pot ser o Català, si no te l´ha feta te la farà, que trasladan la sensación de que no todo han sido flors i violes entre ambas comunidades a lo largo de la historia.

Evidentemente, esas expresiones propias de malos vecinos están fuera de lugar cuando se produce una desgracia como la de esa DANA que, entre la naturaleza desatada y la incompetencia de los gobiernos autonómico y nacional, ha dejado la Comunidad Valenciana (denominación humillante, según el guardián de las esencias Víctor Aleixandre) hecha unos zorros.

Ante el espanto, se ha producido una solidaridad encomiable y gente de toda España, incluida Catalunya, se ha ido a Valencia a arrimar el hombro y echar una mano en la limpieza del territorio. Con ese mismo espíritu constructivo, como decía al principio, era normal que se organizara en Barcelona un concierto destinado a reunir fondos para enviar a un lugar que los necesita con urgencia.

Lo que tal vez no sea tan normal es que se celebren dos conciertos en vez de uno, pero Catalunya es así y parece imposible poner de acuerdo en nada a los dos principales colectivos que la componen: los catalano-españoles y los catalano-catalanes. Por eso, cada sector de nuestra querida sociedad barcelonesa organizará su propio concierto solidario con la Valencia inundada. O sea, todos con Valencia, pero por separado. Si crees en los Países Catalanes, puedes acudir al concierto organizado por la ANC y Omnium Cultural a escuchar a Lluís Llach, que hará un alto en su jubilación, al Dharma, a Sopa de Cabra o Els catarres. ¿Cuándo? El 22 de noviembre en la avenida María Cristina. ¿Título de la propuesta?: Catalunya amb el País Valencià (seguro que cuenta con la aprobación de Víctor Aleixandre).

Si usted quiere colaborar con la recaudación de monises, pero le da grima participar en una iniciativa claramente lazi (que ya fue precedida por la presencia de Llach y sus secuaces en la manifestación anti Mazón de hace unos días), puede esperar una semanita, que pasa volando, y presentarse el día 29 de noviembre en el Palau Sant Jordi, donde actúa gente como Joan Manuel Serrat, Estopa, Andrea Motis o Judith Nedderman. Evidentemente, también puede usted ausentarse de ambos conciertos y enviar dinero de manera anónima a Valencia, pero teniendo en cuenta que eso no lo hace ni Rosalía, es probable que el ego se satisfaga más y mejor (por no hablar de la agradable experiencia de sentirse mejor persona) plantándose en uno de los dos conciertos que la dividida, aunque solidaria, Catalunya va a celebrar para echar una mano a sus primos valencianos a través de la música (o algo parecido, en según qué casos: no diré nombres).

Yo creo que los barceloneses habríamos quedado mejor montando un concierto en el que Llach y Serrat pudiesen haber compartido escenario (o Estopa y la Dharma). Habríamos abandonado por un día la manía que nos tenemos lazis y no lazis. Nos podríamos haber sentido todos mejores personas. Pero me temo que no se trataba de eso por parte de Omnium y la ANC. Se trataba de un acto en el que la DANA es una excusa para dar la murga con los Países Catalanes. Y en un acto así no tienen cabida traidores, botiflers y malos catalanes como Estopa (charnegos de origen extremeño cuyo progenitor tenía un bar llamado España) o Serrat (que hace unos días le estaba bailando el agua a los borbones mientras recogía su premio Príncipe de Asturias). Conclusión: un concierto para la bona gent de la Catalunya catalana y otro para los botiflers: al enemigo, ni agua (nunca mejor dicho).

Y quizás sea mejor así. Obligar a los que bailan con Por la raja de tu falda a gritar trololó, loló, loló con La presó del rei de França podría considerarse un caso severo de crueldad mental.