Fiel a su anticristianismo y a su wokería, el Ayuntamiento de Barcelona liquida el tradicional belén de la Plaza Sant Jaume y lo sustituirá por una gran estrella de veinte puntas. La coartada es que lo hacen para evitar polémicas como las de los crímenes éticos y estéticos de los pesebres de Colau. Pero lejos de evitar polémicas, los lumbreras municipales conseguirán lo contrario. Porque las estrellas y sus puntas van repletas de símbolos religiosos. La Grecia clásica las asociaba a la perfección. Para budistas e hindúes significan positividad felicidad, renovación…

La de cinco puntas es la de la Navidad que intentan y no logran sustituir por un solsticio de invierno. Como la del Islam que acompaña a su luna. O la de una cerveza. Las cinco puntas invertidas se asocian a Satán, la magia negra y la brujería.

La de seis se conoce como el “Escudo de David”, símbolo protector del judaísmo que augura el poder de Dios y la victoria en las batallas. La de los Reyes Magos suma ocho. La de Belén en la cueva donde nació Jesucristo tiene catorce. Y hay más.

Si con las veinte puntas Collboni y su sanedrín cultural quieren simbolizar las religiones cristianas, musulmanas, judías y otras que conviven en Barcelona, no les cuadran las cuentas. O si intentan eliminar todo rasgo espiritual o confesional, aún menos. Porque la de veinte puntas pertenece a la llamada Geometría Sagrada, que la considera una metáfora de la ordenación del Universo.

Así que, en realidad, su artefacto luminoso no aporta nada nuevo. Sus autores, el arquitecto y artista Xevi Bayona y el creador digital Àlex Posada, la han bautizado como Origen, que es lo que siempre ha simbolizado.

Y añaden: “figura geométrica regular que remite al momento de creación del universo, en que una gran explosión transformó las tinieblas en luz y energía, y simboliza precisamente la armonía”.

Redescubierta la sopa de ajo, comienza a ser el “origen” de otro ridículo demasiado caro para el contribuyente. Porque costará 145.000 euros salidos de las arcas del Ayuntamiento y la Generalitat, también afectada por el mamotreto que pesa dos toneladas y media y cada punta sale por 7.250 euros.

El armatoste, con sus puntas de cuatro metros de largo cada una, mide 9 metros de diámetro y 10,60 de ancho. Está fabricado con hierro, metacrilato y luces LED e iluminará el edificio del Ayuntamiento y el de la Generalitat. La versión oficial dice que con la colaboración entre ambas instituciones socialistas se “pretende dar armonía y equilibrio a la decoración navideña de la plaza”, algo que no ocurría desde aquella conjunción astral de cuando el tripartito.

En cuanto a la dificultad y mérito artístico de construir una estrella de veinte puntas, se puede aprender en tutoriales de youtube guiados por profesores asiáticos de trabajos manuales. Cuando se vea el espectáculo de luces, que será un  éxito si no falla nada cuando la inauguración (ya ha ocurrido en varias ocasiones con el iluminado navideño), se sabrá si otras ciudades ansiarán competir en tamaño y puntas estelares. Como pasa entre Vigo y Badalona con el árbol navideño, pero más bobo.