Encaramos nuevamente una nueva edición del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona. Y con esta van 17 ediciones seguidas, que se dice rápido, con una única interrupción. La del 2020, cancelada in extremis por la pandemia.
Una relación de amor y conveniencia con nuestra ciudad, sujeta a todo tipo de vaivenes no apta para cardíacos. Rara vez ha sido la que no se ha cuestionado desde algún frente su idoneidad o incluso su continuidad, ya sea al comenzarse o recién finalizado. Una relación, sin embargo, que ha demostrado tener una enorme resiliencia, amparada por un indiscutible éxito económico y reputacional.
Y si bien el título podría querer aludir a este cuestionamiento que se ha ido sufriendo, no vamos por ahí. A lo que alude es a la intención de echarle un vistazo al MWC, bajo una óptica de marca y contribución de valor. Haciéndolo tanto por dentro como por fuera. In & Out. ¿Qué cabe esperar de esta edición del MWC?
In (un vistazo al MWC por dentro)
La mayoría que hayamos visitado el MWC en alguna ocasión coincidiremos en que es un ejercicio tan potente como abrumador. Extraordinariamente potente si lo visitamos como profesionales de esta extensiva industria, atraídos por la inigualable oportunidad que nos ofrece de hacer negocio.
Pero extraordinariamente abrumador si lo visitamos como ciudadanos de a pie, atraídos por la curiosidad de saber qué hay de nuevo en esto de la tecnología que tantísimo usamos a diario.
Como profesional de branding a mí lo que me resulta fascinante es contemplar la gran cantidad de marcas que pueden llegar a concentrarse en él. Me atrevería a decir que hay pocos certámenes en los que confluyan de un modo natural tantísimas marcas que son auténticas celebrities con marcas completamente desconocidas, recién salidas del horno y que bautizan negocios del todo incipientes, en su mayoría apps.
Quién sabe si alguna de ellas entrará en un futuro cercano en el olimpo de las marcas, como ya sucedió años atrás con Whatsapp. Porque en el MWC todo es posible.
Y como no siempre es fácil orientarse en él, aquí van algunas de las marcas a las que valdrá la pena prestarles un momento de atención si lo visitamos.
En un contexto de “cotidianeidad tecnológica” merecerá la pena detenerse en la evolución de los drones-taxi futuristas diseñados para el transporte autónomo de pasajeros, traídos de la mano de marcas como Joby Aviation y SK Telecom. O prestar atención a la innovadora demostración de conducción remota de vehículos promovida por Finlandia.
También la merecerá estar atento a las novedades de los productos que puedan presentar marcas legendarias como Samsung o Xiaomi, de quien ya sabemos que aprovechará este congreso para lanzar su esperado Xiaomi 15 Ultra.
Pero no busquemos sin embargo descubrir las posibles novedades de Apple. La famosa manzana continuará siendo la gran ausente del certamen, en una demostración más de independencia y de su afán por ser una marca más vinculada al lifestyle que a la tecnología per se. Y asomándonos al ámbito de la IA, parece ser que se presentará un gran modelo de lenguaje diseñado para idiomas con recursos limitados, promoviendo la inclusión digital en comunidades marginadas.
En un plano menos visible y deslumbrante, pero no menos trascendente, también valdrá la pena estar muy atento al stand de Meta, hoy día el principal promotor de la realidad aumentada y uno de los grandes desarrolladores en IA; al de Akamai, una de las grandes empresas de ciberseguridad y cloud computing del mundo; al de Amazon Web Services, que continúa siendo el principal servicio de hosting mundial, empleado por todas las grandes webs y RRSS; al de Microsoft, quien tiene ya un preacuerdo con Open AI para incorporar todos sus servicios en Windows y Office; al de Nvidia, el principal fabricante de hardware necesario para usar IA; o al de Qualcomm, el principal fabricante de chips mundial, componente clave para el funcionamiento de toda esta industria.
Quizás visitar estos stands no sea tan instagrameable como pueda serlo el postear a un robot que nos hable en directo. Pero acercarse a ellos es acercarse a lo que nos podremos encontrar en un futuro más inmediato, porque serán determinantes en su definición.
Finalmente, no habría que salir del MWC sin visitar el pabellón 4YFN, en donde encontraremos todo tipo de apps con marcas desconocidas, y aventurarnos a adivinar cuál de ellas va a cambiar nuestras vidas para siempre. Es interesante seguir de cerca los diferentes desarrollos y apps de Napptilus Tech Labs, una empresa puntera en IA y originaria de Barcelona. Una apuesta segura.
Out (un vistazo al MWC por fuera)
Pero además de ser un enorme contenedor de marcas, el MWC es también en sí mismo una gran marca. ¿Qué provecho obtiene de ella nuestra ciudad?
Como negocio, es indiscutible. No puede haber mejor noticia para la hostelería, la restauración e incluso el shopping de Barcelona que la de tener la oportunidad de acoger y atender una vez más a los miles de visitantes del MWC. Algo que sabemos hacer extraordinariamente bien y que hará que sus visitantes regresen a sus hogares recordando y recomendando Barcelona a sus paisanos, promoviendo así nuevas visitas de calidad a nuestra ciudad.
Pero bajo una óptica estrictamente de City Branding o de construcción del significado para la marca Barcelona, edición tras edición siempre me ha parecido que había algo de oportunidad perdida en el aprovechamiento de la marca MWC por parte de nuestra ciudad. No me refiero con ello a logotipar ni a publicitar la celebración del certamen por parte de ambas marcas, pues eso ya se hace, y bastante bien.
Me refiero a aprovechar la celebración del MWC en nuestra ciudad para presentar al mundo entero alguna experiencia innovadora y tecnológica, de naturaleza social o urbana, que viese la luz y se aplicase por primera vez en tiempo directo y real en nuestra ciudad.
Sería emocionante que Barcelona fuese la primera ciudad en integrar la IA de manera llamativa en sus calles, ya sea a través de algún nuevo servicio público o de la presencia de soportes publicitarios interactivos, ambos dotados de IA. O que Barcelona fuese por ejemplo la primera ciudad en la que sobrevolase de verdad el último modelo de dron-taxi. O en la que se pusiese en práctica, en alguno de sus distritos, la circulación remota de la que hablábamos antes. Y que toda la ciudadanía disfrutase de ello, especialmente la que no tiene ocasión de poder visitar el MWC.
Hacer coincidir el MWC con la puesta en marcha de una acción tecnológica poderosa en nuestra ciudad es branding. Sería, de hecho, uno de los ejercicios más potentes que se pueda hacer de branding. Porque ante todo el branding es acción. Conseguir realizar una acción que lleve a una marca a un lugar más interesante. Un lugar que sea transformador, rentable y diferenciador.
De la misma manera que las marcas tienen sus stands en el MWC creo que estaría bien pensar que la capital catalana tiene también su stand, que no es otro que nuestra propia ciudad. Hacer que sucediese algo extraordinario en ella nos permitiría conseguir que la gente hablase de “la innovación que está teniendo lugar en Barcelona”, y no ser solamente la ciudad que acoge al MWC.
Ahora ya solo nos faltaría encontrar esa marca tecnológica que además de tener su stand en el MWC, apueste por hacer de Barcelona su stand. Estrenando en ella una de sus innovaciones. Una marca dispuesta a estar … In & Out. ¿Alguna se atreve?